Nada es igual que ayer

En estado de trance solitario, redacto una reflexión de los sentimientos que llevo guardados en la trastienda de mis emociones pésimas...; He perdido el miedo a mirar de frente..., dejando paralizados los parpados. Antes ellos se cerraban temblando. Ya no me causa incomodidad sentir cerca a la gente, invadiendo el espacio del cuerpo. Rozar sus manos, sus abrazos y besos... Siempre de manera inexplicable, he sabido recoger el lamento y nunca he dejado recoger el mío. La sonrisa maduró muy rápida tocándola ser la guardiana de los sentimientos íntimos. Protegiendo las debilidades que me preocupaban, y escondiendo toda la realidad, detrás de un muro de hormigón macizo. Sigo a veces quedando con las sombras del pasado, para que me recuerden un poco, lo que no se de mí, y por qué corrí espantada en su día.

Ya no temo tanto hablar claro y dejo de susurrar cuando quiero gritar. Pesa ser bizca de ideas. Pero ya mis ojos miran en línea, hacia los buenos consejos. Algo dentro se paraliza, cuando quiero ser lo más natural y sincera posible. Se empapa mi armonía de dudas, cuando no sé, como dejar pasar a mi refugio a la gente importante. Supongo que a veces mi tempestad íntima es más temida, que la lluvia fina del cielo, cuando asusta con su morado tenebroso.

He salido tantas veces con el disfraz de la felicidad, que había épocas en que ni en casa me lo quitaba. Y dejaba a la gente de dentro y de fuera pensar, que el mundo estaba a mis pies. O más bien, que caía bien al mundo. Dichoso mundo que no se como encandilarlo!. El mundo sigue esperando a ser comido por una triunfadora..., la visión ahora es tan diferente a la de ayer. La falta de fuerzas, hacen que deje comérselo a otras personas, que realmente se lo merecen, o tal vez no. Las cosas buenas era tan fáciles escupirlas al aire, para que las llevará lejos el viento. Pero el dolor es algo que no se puede mostrar sin avergonzarse por ello… La luna, es partidaria de aullar en la noche el pánico. El sol, que se lo cante a las flores que ríen. Y los amigos, que se lo cuente mirando a sus ojos. Pero ni ladro, ni canto a las plantas, ni tengo ojos valientes... Imposible sostenerme en un hilo de miedos. A veces he puesto sobre una balanza los “por qué si” y los “por qué no”. Trampeando siempre salía el no. Mejor hermetizar la vida…, el miedo…, las ganas..., matar las confidencias…, cerrar los ojos…. Y apretar los dientes, aunque duelan y sangren por no dejar salir ni la mínima palabra de los labios. Es verdad que he aprendido a ser moneda, y a tener dos caras. A ser la chica feliz, cuando convenía y apoyar la tristeza en la almohada. Y ahora se queja, de lo que la empapo. Maldita!!, apoyo mis sueños y miedos, y se queja!!. Se queja el eco en los sueños!!, la respiración en cada giro del cuerpo!!, la piel en la ducha!!. Se queja la risa que no florece con ganas!!. Se queja mis ojos de un brillo apagado!. No sé, pero no tengo valor a confesar mis pecados, por decepcionar al que quiero… Cada pensamiento..., cada decisión..., cada momento duro han estado en mi mente ellos. He soportado todo, y volvería a hacerlo, para que se sintieran orgullosos. Aunque me partiera el alma trabajando, y ocultando el dolor... Hoy puedo sujetar entre las manos cada halago sincero de mi gente. Joder que duro ha sido intentar ser la mejor en todo!!. Un precio muy alto, he tenido que pagar por verles felices. Porque su felicidad era la mía. En el fondo siempre me he sentido culpable del hándicap con el que nací. Supongo que es una forma de compensarles por tantos años de desvelos y preocupaciones... Llevo semanas sumida en la pena, y no soy capaz de asumir los cambios. Será ironías del destino. Cuando escalo un monte para llegar a lo más alto, la cuerda se parte y caigo. Sólo me queda romper a llorar... No soy capaz de ser sincera y contar las miserias de lo que me pasa, lo peor es que ellas lo contaran en su momento por mí. El tiempo, me pondrá contra la espada y la pared. Con la sonrisa volcaré el dolor vestido de normalidad aparente. Que canalla es el subconsciente!, cuando menos te lo esperas, ataca la dulzura de los sueños, y te deja revoloteando la desazón en cada respirar de la soledad. Debería dejar de respirar para siempre..., y empezar a respirar en compañía. Asumiré todo cuando encuentre la forma. "Asumir", es la palabra que vence, cuando eres inferior en la lucha, y lloraré dejando exhaustas a las fuerzas. Ahora me veo obligada a mudar la mente, pero no tengo hogar donde colocar las cosas sobrantes. Me veo obligada a dar pocos pasos y a sentarme a ver como cambia mi mundo. Teorizaré con los miedos. Debería pedir perdón, saber perdonarme y aceptar las cosas que vienen. Saber aprender de los errores. Mantener la frente bien alta. Dirigirme sin miedo hacia lo arriesgado. Y a sincerarme con la gente que se preocupa por mí. Sería una necia, si no fuera agradecida de lo que me ha dado la vida. Cada día me doy más cuenta de lo que tengo y de lo que no quiero perder nunca. Podría pensar cada noche antes de dormir en 10 cosas buenas, y las hay en mi vida, incluso más. Pero, las pocas malas, se retuercen como un remolino y levantan con furia cada quietud del viento en mi alma, rompiendo el dique de las alegrías. Tengo que pensar en positivo y seguir adelante...