Un
abismo entre las rocas germina. Y ya ni el halcón con su majestuoso vuelo sabe que hacer.
El acantilado se agrieta y le falta el oxigeno al cielo. Nadie se atreve a mirar
hacia abajo. Nadie se atreve a gritar al eco la verdad.
La montaña esta vacía de
sentimientos. Y frunce el ceño el corazón de la montaña. Puede que siga
silbando el viento como antes pero ya bandea de un lado a otro con miedo.
Triste final para un latido mudo. El paisaje ha cambiado y su latigazo de dolor
hiere el alma. Se descose el mundo y las palabras que nacieron entre sus
entrañas aguantan la respiración. Se van ahogando una a una...
Las nubes se acercan y gotean desencanto y se marchan sin decir ni adiós. Y las alas de mi locura traspasan al otro lado, y se posan entre los arboles los detalles y sus ramas los enjaulan. Entre las estrellas ya no hay más sitio para soñar. Y el negro cielo muere al abrir los ojos. Muere el silencio, y la rabia pica alguna flor sin nombre.
Las nubes se acercan y gotean desencanto y se marchan sin decir ni adiós. Y las alas de mi locura traspasan al otro lado, y se posan entre los arboles los detalles y sus ramas los enjaulan. Entre las estrellas ya no hay más sitio para soñar. Y el negro cielo muere al abrir los ojos. Muere el silencio, y la rabia pica alguna flor sin nombre.
¿No ves cuando pienso en ti?. Escucha cuando hablo
de mis sueños.