El objetivo de la cámara

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lunes, 13 de septiembre de 2010

Migraña



Castigo en un acto de desesperación a las sienes apoyando la cabeza sobre la pared, después de llevar mortificado el aguante, desde las primeras horas de sol. Se revienta el dolor por dentro y me degolla de la manera más cruel. Calla engañosamente a ratos la sensación tortuoria, con hormigueo burlón, para retumbar y pinchar con agujas punzantes, cada poro de piel sujeta al cuero cabelludo…dolor… instantes que parecen inacabables...

Están las sienes calientes de sufrimiento y doloridas, buscan la calma y el frescor de la blanquecina soledad sujeta al gotéele. Infinita sensación que perturba las ideas, las enloquece y sufren salvajemente las duras sacudidas. Los calambres internos se hacen con el control de mis decisiones…

Dejo caer la cara contra la dureza vertical de una de mis 4 paredes, arrodillada en el suelo busco sentir el penetrante frescor que alivie ligeramente el pequeño infierno al que me veo sometida por penitencia de algún pecado del pasado...Me encuentro en una bestial tormenta íntima con gotas de cólera, que van inundando cada vez más los terrenos de valor... y me va faltando el aliento...

¿Como acallar tanto lamento?. Saja por dentro y me hace apretar los dientes en una lucha por sobrevivir. Los ojos intentan perderse en lo lejano y buscan escapar y llenar lo llenado por el dolor con imágenes, que convenzan a la chirriante mezcla de dolores y castigo, a desistir y dejar calmado al cuerpo.

En el bolsillo llevo una moneda, también está fría, podría intentar comprar al dolor y apoyar la sien sobre ella, pero solo tengo una. Una de dos caras, tan diferentes. ¿Que cara será la que más amanse al dolor?.

Necesito que aplaque las ansias de hacerse notar y sumirme de rodillas ante su mandato. Veo que estoy vencida ante esta batalla, sigo luchando... arañando las pocas posibilidades y sigo aguantando hasta que el dolor se canse de luchar y muera.

¿El agua en mi rostro le aturdirá?, incluso deseo ahogar al dolor, hundirlo y verle agonizante para regocijo de mi venganza. Pero no es fácil. Es poseedor de mi interior y dueño de mis decisiones buenas y malas. Podría golpear la cabeza contra el suelo en un acto de locura. Y desangrarme sacando el dolor fuera, a borbotones... Pero es descabellado y la idea pasa por la cabeza de manera rápida desechándola.

Lo cegare apagando la luz!, silenciando todo!. Matándole de aburrimiento en la oscuridad!. Cerrare los parpados con fuerza para que no vea ni las sombras de la habitación. Y conseguiré que desdibuje mi mundo. Se sentirá solo y se marchará. Aguanto, mi cuerpo es luchador y no puede rendirse a mitad de la batalla..., el dolor fustiga la nuca y se desdobla para combatir en varios campos de pelea. Sigo perdida en el suelo, pero aguanto...mordiendo con furia el aire que pasa por los dientes.

Lo ensordeceré chillando!, ladrando con todas mis fuerzas!, necesito que huya, que se sienta arrinconado. No me doy por vencida y seguiré intentando arrancarle de mí. Echarle lejos. Aunque tenga que enfurecerme hasta romper la fría pared.
Podría correr y escapar pero es igual de veloz que yo, igual de astuto, incluso más, se adelanta a mis planes y me los desmonta. Busco aliados en el cajón de mi mesilla. Es letal y funcionará, otras veces lo ha hecho. Tragar la dosis de remedio en una pastilla, es la última bala que guardo en la recámara. El tiempo juega a mi favor...

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