Rasgando las frases de amor

Mis palmas, me miran respirando lectura de cartas de amor escritas en recónditos sueños flechados. Anoche, frote fuerte, una contra otra, para diluir las palabras escritas con siluetas de conquista, los versos nacidos del enamoramiento, saciante de deseo elegante de no vivir sin un te quiero, ahora caen en el olvido dejando emborronada y escurridiza sensación de tinta entre las grietas profundas de los dedos, perdidas en ríos sin un cauce seguro y con destino hacia una cascada de omisión de tu nombre. Penetra el color azul de la pluma que guarda los trazos de líneas de nuestros secretos, silenciados por el roce del sufrir un incesante cambio de rumbos desiguales, separando las bellas ideas de amar.

Azulino empape que traga lo profundo de mi carne, ya filtrado en la sangre, profundizas sobre el rojo encendido, tonalidad sangrienta de vida, soportas la rivalidad sobrepasando al tinte perdido del azul en las cavidades venosas, difuminación del rojo y el azul con una mezcla escalofriante de un tono único. Tono alcanzado por la mente traviesa de un creador de emociones con acuarelas que mezcla amor con olvido, para redimir un paseo por el sentir. Color innombrable que ha saboreado las confesiones de amantes, por buscar encender, si aun más se puede, la pasión abrasadora. Perdido matiz en el recorrido hacia el corazón fragmentado, espera la llegada de la oleada de sangre, llevando en volandas las venas, produce la turbia violación de las sensaciones perdidas por la amnesia de lo bueno, y el latir de los desengaños. Tinta sujeta a la piel que deja de sentir la seguridad, para seguir explorando su senda de sueños, aguanta sus últimos momentos, con fe de ser recogida por una caricia de matiz, sin suerte de ser fijadas con gran adhesión a la piel.

Desaparece en un fugaz instante, quedando un fuerte escarlata de consuelo. Sólo quedan dos poemas, sostenidos por una mano, el primero que dejaba despegar las ansias de ti y el último, donde mis ganas se pierden borradas a trozos. El que inicia tantos otros escritos, hace nacer una oleada de suspiros de amor, surgió del latir de mi corazón, dando respingos, sin dejar de delinear con suaves toques un trote de rimas, de besos escritos, de sueños invertidos en folios enigmáticos. Carta que arranca, escrita con el nerviosismo novato de decirte todo con cursiladas de loca enamorada, mimando cada vocablo sin ensombrecer, un texto cargado de sonrojado erotismo y claves de amor que se escapan al vuelo. La otra, el desenlace de lo que no fue, por no seguir intentándolo, se marca con olores de pesimismo, sin lógica de seguir la búsqueda de respuestas. Escrita rápida, de esas que se quieren terminar por temor a confundir sentimientos dejados de lado, expiran las palabras en un rugir de lamento por el daño sujeto tanto tiempo.

Manuscrito con toque de resentimiento, sin pensar que ya no habrá más, se va engarzando temas no zanjados, por torpeza de palabras, momentos no agarrados con fortaleza, sentimientos reprimidos, por lo inesplicable del proceder, unas veces de la cobardía y otras por el orgullo repugnante. Las manos, tarde sueltan su bocanada de vomito escrito, teñido de pasado, tintura de errores que lapidan todo de un seguir hacia un futuro sin rostro, acompañado de un pasado que busca una liberación del sentido, sobre todo para el sentido de amar.