Ella
con su presencia disuelve a la tristeza en los campos que han quedado desolados
dentro. Con cada roce de sus tibias palabras la pena ya no puede seguir
mutilando a la paz.
Ella serena y perfecta pieza del alma, llega
dónde se derrite la cúspide de lo más bello y sin dudarlo erige a la luz en el
desvelo. Para devorar el infierno.
Y la silueta de esta vida pide paso entre la
nostalgia y lo inacabado. Pide calma, pide segundas y terceras oportunidades. Y
la pasión se enamora de la verdad para acompañar a la paciencia destronada de
todo.
No quiero que sus labios se silencien, ni que
se esconda detrás de los ojos de una luna perezosa. Quiero que se llene de
sentido y sepa dar su consuelo.
No hay tiempo de telones para tapar el dolor.
Solo con pronunciar su nombre suspiro y la rutina se marchita.
Y por más que la noche cosa cada estrella a
nuestros sueños, el mundo no se convertirá en una flor. Pero si podrá brotar
una primavera en cada despertar. Y viajar nuestro corazón junto a quien
pertenece.
Cada sentido es desenterrado y la indiferencia
y el chasquido del agua al clavarse el viento su realidad se cruzan. El miedo y
valor descarta lo que empequeñece y enmudece cada paso.
Puede que no halle mejores emociones, e
incluso puede que se acabe el camino y solo tenga un abismo detrás y otro
enfrente, y puede que las fuerzas no sepan que decir, y que las manos se
escondan cerrándose de golpe, y parezca que ya no quiere respirar. Pero sólo es
que el olvido lucha con el recuerdo y en algún momento tiene todo esto que
parar.
Para ella amar es una cosa simple...
Para ella amar es una cosa simple...