Sapos y culebras

Sonaban las palabras en su boca, sonaba a dolor en mi corazón.

Sé, que no sabes que lo sé, jodio el saber y la mentira. Jodido el que dice y el que calla. Jodida quedo yo conociendo ese algo que me dices, sin decírmelo con miradas. Pero más jodido las vueltas de hojas, que cambian de color y de escritura.

Pecado si, pecado no. Hay tanta intensidad, tanto desgarro, fibra muerta que se despelleja. No quiero saber, pero lo sé, buen intento de salir corriendo de mis piernas, pero es tarde, ya se lleva pegado al culo lo que desentona en el cuerpo. Deseos enfadados de arrancar cada página, cada flor, cada detalle… Mata encontrar caminos diferentes, mata saber, callar y no poder decir nada, fusila un poco la esperanza, y se deja pereciendo lo guardado.

Hasta siempre

Deja que el viento te lleve, la brisa te calme y la sonrisa de la gente te abrigue... para aquellos que se han marchado con un ciao sin palabras...

El polizón

¿Me gusta?, ¿no me gusta?, ¿me gusta?, ¿no me gusta?…., confusa respuesta que se deja a una flor cortada y con pocas emociones en su vida. ¿Es él quién me hace saber que existe?, ¿es él quien me hace sentir?, ¿es él el que despierta algo que no sé como pregúntaselo ni a una flor medio desnuda de pétalos?. Preguntas en el aire y respuestas sin palabras, ni aroma. El "no sé", retumba en la cabeza. Es más que un retumbar es una inquieta sensación que va de polizón y ahora quien sabe....

No sé, si se conocerán algún día la luna tapada de oscuridad penetrante y el sol lleno de resplandor de vida…, el destino les aleja siempre. No sé, si lo posible se consiguió no creyendo en el imposible…

No sé, si quiero saber algo de sus besos o quedarme en estado de anonimato permanente…

No sé, si detrás de la espesa niebla existe la cuidad encendida esperándonos…

No sé, por qué me molesta que me eclipse otra chica rotando sobre el mismo, mientras yo me planteo si cortar otra margarita que tenga respuestas.

No sé, si el fuego se habrá sentido tentado de pisar el agua de puntillas, sin temor a apagar su llama, y menos a calarse de frescura… No sé, si el viento nocturno y el amanecer, son dos sueños que viajan en el mismo tren….

Cierro los ojos...., y suspiro suavemente. Él acompaña a la noche en sus salidas y yo le doy todo al día.

No sé…, no sé.., no sé… me deja con un pensamiento que nunca se pretendió pensar. El viento no se puede sujetar con una mano, y nunca el amanecer dejará de salir a su hora. Puntual y diferente.

PENSANDO EN MI MUNDO CHULI

No quiero necesitar llevar pijama, sino a alguien que me abrace por la noche y por el día... Poder comer chocolate sin engordar, ni sufrir reacciones secundarias (diarrea o acne). Que el ajo no huela, esto lo pide mi lado vampira...

Tener al alcance siempre la sonrisa de un niño y que sea yo quien se la ponga en su cara. Y él en la mía. Saber lo que quiero y cogerlo sin dudar. Y por qué no? lo que coja me este esperando, porque lleva mi nombre escrito.

Que mi corazón sepa contar las cosas sin hablar. Y hablar demostrando que tengo corazón. Que no me llamen los comerciales a la hora de la sienta o cuando no tengo ganas de ser amable, ni conmigo misma.

Saber siempre lo que hace feliz a mis amigos y dárselo cuando están tristes, felices. Pero sin perder la inquietud de seguir rebuscando mas cosas buenas para ellos.

Que no se me suba a la cabeza los éxitos, ni tampoco me la hagan bajar los fracasos, o mejor si. Que de los errores se aprende mirando las huellas de los que saben por donde van. Miento!!! no quiero sentirme culpable, ni triste por un error, solo quiero aprender de él y no repetirlo. Joder!!, mejor poder rebobinar para arreglarlas meteduras de pata, que han hecho daño a gente que quiero.

Una mascota grande y peluda que me saque a pasear y que se encargue de comprar el periódico y sobre todo que no necesite ir al veterinario, no soportaría verla enferma. Mejor peluda no, que me mancha la alfombra de pelos. Siii, peluda si. Tener una casa que se limpie sola y te hable y sea buena anfitriona con mis visitas.

Tiempo suficiente para ir al cine y gente con quien hablar de su argumeto aburrido..., ah!!, que se proyecte cine en blanco y negro y del color del arco iris...

Controlar el termómetro de mí mundo y no pasar tanto frío en el trabajo, ni tanto calor en verano en mi habitación. Lo del curro lo veo chungo, lo de mi habitación es cuestión de instalar un sistema bueno, pero el calor me gusta me hace sentir bien.

Depilarme cada 20 años, que es un rollo!!!. Je, je, je...

Ser más racional que pasional. No, mejor ser mas pasional que racional… ser lo que me apetezca y me haga feliz sin pensar en ser una u otra cosa.

Sentir a mi ángel de la guarda cerca cuando el miedo me paraliza. Y notar una patada en el culo, para que me haga continuar ante las dudas.

Poder leer en los ojos de la gente lo que les pasa y aprender a dejar leer en los míos. Entonces fuera gafas, prefiero solo usarlas para hacerme la interesante. No sé hasta que punto se puede ser interesante con gafas de miope, pero yo creo que si.

Reír y reír todos los días con alguien, aunque me salgan patas de gallo antes de cumplir los 34 años. Y sobre todo que no me importe eso, porque esas cosas han dejado de importar. Gritar mientras vuelo muy alto, eso de ser pájaro debe ser increíble...

Que el pasado no sea mi presente y el futuro me espere pacientemente y con grandes sorpresas.

Que no se hable del último tren, ni de arroces pasado, ni cuestas de enero, ni finales de mes... Dejar de lado el papel de mujer dura, y llorar sin aguantar las ganas de hacerlo. Y que me importe una mierd…, soltar lágrimas de emoción. Y ya de pedir tener a alguien que las recoja a mi lado. Luchar contra lo que siento, tantos segundos como tiene un minuto antes de enloquecer por amor y vivirlo loca, loca...

Soñar, pero no un sueño corto, sino de esos que te deja cautivada, pero lo quiero de esos tan largo que no se despierte nunca… y vivir en el país de los sueños junto a ti, porque eres importante. Y que el país de las pesadillas solo exista en los libros, donde se encuentran caricaturizados los que me desvelan. Solo es cuestión de no tener ningún ejemplar de ese estilo en la estantería de casa y ser soñador feliz.

No necesito tener un millón de amigos, pero si un millón de posibilidades de disfrutar con ellos y quererlos..., pediría que me quisieran, pero es estupendo sentir como quieres a alguien. Y claro que quiero que me quieran no soy imbécil. No echar de menos a nadie que aprecio. Que egosísta!!!. Duele mucho esa sensación.

Borrar con una goma los hospitales y ese mundo tan poco mundo y siniestro, y dibujar enfermedades curables sanando con jarabe de menta. Creo que a casi todo el mundo le gusta la menta, verdad?.

Volver a tener la misma familia que tengo en las siguientes vidas, si es eso verdad lo de la reencarnación. Y que mi hermana nunca deje de pedirme besos en la frente. Porque eso quiere decir que me sigue queriendo.

Tener siempre ganas de seguir...

Ajeno

Extraños que caminan en distancias cortas y no miran de acera en acera. Son capaces de escribir y no leer. Capaces de leer sin tener que escribir. Extraños sin foto en movimiento, sin un hola bumerang y un adiós que puede que no se tan adiós, dejando a la despedida para otros casos más extraños.

Extraños de atrezo, de esos que se les da forma con la imaginación pintada sobre ellos. Ilustrados en un tebeo de kiosco sin prensa X los lunes de mañana. Ciudades sin construir y asimétricas que han dejado de asentarse y ataviar un mundo con tonos de paralelismo neutro. Ciudades entreabiertas al público y entrecerradas a la competencia. Extraños que chupan pirueta y no hablan, que cantan sin letra y babean dejando huella con los besos, de sabor a chocolate, fresa… No hables con extraños con sonrisa y cuerpo humanos. Deja solo la confianza a la imaginación de los seres que no tocas.

Extraña luz que parpadea y ciega al sol, extrañas sombras que cruzan la calle. Extraña ruleta de la fortuna que siempre hace jugar y caer en banca rota. Y en la caja de puzzle no viene la pieza donde tiene que encajar tú rostro junto al mío. Es extraño a pesar de no saber donde estas, tampoco me pide el cuerpo salir a buscarte, antes el vacío gritaba a los lejos arañando todo y dejando a los oídos rotos. Ambos nos hemos vuelto dos extraños.

El Rumbo De Tus Sueños - Bunbury & Vegas

Con está canción volví a sentir un poco la sensación de nacer de nuevo hacia los sueños. El amor que reside en ellos y la música que acompañaba era la invitación perfecta a una pareja.

4 acordes

No puede decir que no y es invitada a salir de dentro una fuerte canción de las de antes. Y como siempre me dejo llevar por la música. Sigo chapada a la antigua. El silencio busca el eco y la razón se envuelve en la sala llena de muebles de atenta mirada. Todo está quieto. Quedo sola y se dan protagonismo a mis tímidos pasos. El ánimo se arriesga a querer más. Diría que no hay luz, ni estrellas, pero quema las ganas de sentir, de decir y de pronunciar junto a cada reflejo que nace en mi mente, tu nombre desdoblando cada olor y cada sabor del último beso, en cada giro.

Es más fácil sonreír que explicar por qué se esta triste. Y mejor es soltar dulces palabras que no dejar que se poseen en cada mejilla los cristales de un cuento sin final. Tapo el cuerpo con los brazos imaginando que sigues pegado a mi. Tu aroma refuerza mi delirio acompañada con los acordes de la música. Dejo que la melodía penetre en cada poro de la piel, limpiando la ceniza del fuego que se ha ido apagando. Es mejor bailar con giros lentos y esperar a que se descuide la noche. En otras ocasiones está, se ha llevado los rastros de inquietud de los amaneceres cogidos de la mano, que aún vagan con la luz de las luciérnagas. Sin verte, te veo, sin tocarte siento el contacto con la piel. Estas cerca, pero no lo suficiente.

Estas pensando en que se yo. Y yo pensando en bailar pegada a ti. Sueño de 4 acordes que se rompen con el silencio y dejan al soñador con amarga pesadilla. Donde un baile no es completo, sino gira el cuerpo con la música y los bailarines se reencuentran en el centro uniendo sus almas y dejando celosa a la melodía.

De aqui para alla

Estoy recostada en una silla incomoda de plástico duro en primera fila de una sala de espera. No es un hospital. Ni tanpoco parece un sitio de ocio. Lo primero que surge en mi cuerpo es una ligera sensación de inquietud que va cogiendo fuerza. Se va llenando todo el espacio de retraso. y este es acompañado de alteración. Palpo con los ojos a la gente y aparece ella corriendo con sus carpetas debajo del brazo. Se mete en el despacho muy rápida. Casi atropella con su cuerpo a una niña de unos 7 años. Es rubia y de ojos azul, se balance con sus pies sin levantar casi la vista. Esta triste y al mirarla me contagio de su melancolía. Algo me dice que no esta bien que necesita un beso, un abrazo...

De repente a mi lado izquierdo aparece un señor de avanzada edad que sostiene una mirada perdida y me asusta tenerlo cerca. La niña al verlo se echa a llorar y se abalanza a sus brazos llamándole abuelo. No es su abuelo, pero él continua en un papel que no es el suyo. Ambos se sienten bien, y me tranquiliza. Se rompe la imagen y de repente la habitación se vuelve de cristal y no puedo observar nada. Los cristales son opacos. Me frustra no saber que hay detrás...

Siento calor. Y fatiga, es incomodo y me agobia la sensación. Echo de menos la luz y doy los pasos en sentido contrario, hasta que me choco contra un muro de hormigón, donde me doy un cabezazo fuerte. Pierdo la conciencia. Al despertar tengo mucha gente alrededor. Nadie conocida. Nadie que sepa quien soy. El dolor ha desaparecido, pero me encuentro en lugar lleno de gente extraña y sola. Ahora siento desconfianza y me persigue hasta que me despierto. Demasiadas sensaciones en un rato, tengo resaca de emociones y me quedo meditando.

Cambiando el rumbo

No, no, no y claro que digo que no. Decir no, no es malo, no es negativo, ni ofensivo. No, es no. Me gusta mucho la palabra. Sabe a corta decisión y a rápida y positivo paso hacía un deseo. No, es mejor que un si roto por dentro, un si engañoso, falso y traidor. No quiero, es no deseo, no me apetece, y no puedo dejar que el si sea disfrazo de un atronadora respuesta en contra a lo que quiero y lo que debo hacer.

No, es coger la verdad y rectificar a tiempo estando vendida tu media vida. No, no, no, no, no, no... No, no, no, no, no, no... No, no, no, no, no, no...

Esa responsable que vive en mí boca y sabe mucho y calla. Esa que no deja de moverse, de exhibirse y de tocar los dientes en un yo soy la que manda. Pega y pega en el paladar al soltar el no, no, no, no. Sabe que lanza un monosílabo potente y empapa su decisión de saliva. No, no, no, no, no, no... No, no, no, no, no, no... No, no, no, no, no, no... Se repelen en ambos sentido los labios en busca de la sonoridad más clara.

Es verdad que le han hecho mala prensa, que no cae bien y es un dulce amargo ante corazones enamorados. Es verdad también, que un no a tiempo es una victoria de una larga guerra de cien años y un día. Un paraguas roto en la lluvia y un puñado de malas caras en los bolsillos. Nones, “nanai”, naranjas de la china…y como que te digo que no y me quedo tan tranquila.

No me conformo con esto, no me dejo atrapar, no exijo más de lo que me mí mente y mí corazón dan. No te he dejado de querer, no te olvido. No me dejes… No escribo más…, por hoy.

Pasos perdidos

Sale de casa como si fuera la primera vez que lo hace, y no se explica donde le lleva el fuerte impulso que le azota en la espalda. Sólo sabe que tiene que andar y deprisa. Antes sus latidos tenían nombre. Pero ahora solo es un silencio onomatopéyico en su pecho. Deja resonar en ambos oídos a su corazón según camina. Pasa el parque y no se fija en nada, ni en nadie. Sabe que sino se detiene ni siquiera a sacar brillo con sus ojos a lo bello que lo envuelve todo, llegará a donde va. Carga con su rostro lleno de ojeras y demasiado pasado de todo. Sus ojos melancólicos se han hecho un hueco en su cara y viven de ocupas desde hace varios años. Pasa rápido por las calles paralelas donde antes se paraba a contar los pasos y en esta ocasión no se deja llevar por ninguno de sus juegos por el camino.

Está diferente y sus labios aprietan hacia dentro cualquier palabra. La respiración solo encuentra un camino de salida por cada orificio de su nariz borrando los obstáculos. No encuentra motivo para pensar y sigue. No se mira ni así mismo. Su mirada se pasea con el pasado y vive el final de su camino a tope. Se deja llevar por la pasión de conseguir lo que busca y lucha contra el viento. Es fuerte, pero su tozudez lo es aun más. No se va a dar por vencido por algo que no ve, auque agite su cuerpo hacia atrás. Es como si estuviera en contra de que cumpliera su destino. Es un impulso que nace de un momento de locura, que vive en él... No queda lejos y sigue, sus pasos se aceleran tentando a las baldosas rotas y a las piedras. No le importa tropezar y perder el equilibrio. No piensa y sigue, porque no es guía de su cuerpo, actúa por instinto. No sigue otras huellas, ni sus pies dejan unas nuevas. Solo camina. Podría haber cogido el coche, pero no seria igual, es él quien tiene que llegar.

Levanta los ojos y se encuentra enfrente de las escaleras de su casa. Se siente ridículo del camino trazado y se sienta en el suelo. Ha vuelto al mismo sito del que empezó y no ha visto nada nuevo en su camino. Está confuso y pierde fuerza su rostro y nacen varias gotas en sus ojos. Se queda allí sentado arropado con el frío y en un estado de lagrimeo imparable. Mientras le observa la calle de colores invisibles.

¿Quién?

Llaman de vez en cuando y nadie responde, en un lado el latir del sonido y en el otro la ausencia de la curiosidad, es ella, él o ambos los que no se aproximan a detener a los golpes. Se sonroja la puerta al notar el sonido brivar en cada veta de madera. Debe ser que es tarde para hallar respuestas, o pronto para dejarlas entrar. Dar la bienvenida al desea de compartir un poco de esa incertidumbre. Y el toc toc de la puerta se combierte en el clarinete que no para de sonar con los dedos. Me asusta su armónico sonido. Es la repetición de unas notas que vienen y van. De una puerta que no descubre su misterio.

Pedacito de vida

Rígida en su imparable destino hacia una vida otoñal apagada con delicado tacto, solo me deja contemplar su esquelética anatomía desértica de esencia, sin tono de luz y en mutismo alarmante se tambalea. Sus arterias de hilo sedoso se remarcan en una llamada de atención al escaso público en la calle. Llega hasta el más allá de su horizonte, y se deja mecer de manera cariñosa en sus últimos segundos de consistencia balándose suavemente, hasta perder las riendas. Se suelta en un fin crucial y sus brazos parten la unión de la savia y la renovación.

Ya no vuela, se deja llevar y sigue hasta que se escapa el último sonido del viento y la calma se para, pediendo perdón al día. El marrón, penetra en ella volviéndola menos vital y bella, la deja en estado de pobreza de tinción y la hace suya el frío suelo.

Todo se vuelve inerte dejando un color de apagada expresión, ahora la sostiene la tierra que lleva esperando su llegada desde que presintió el goteo del cielo. La crujiente e indefensa piel que la viste, se va yendo. Y se ha ido... Cada rama se vacía los bolsillos, quedando al descubierto su copa de finos alambres. Al verse sin nada tiritan ante tal desnudez y vergüenza.

Cada hoja pinta en el aire una caricia, un baile sin ensayar con terminación hacia el abismo rocoso. Cada vez que me deja me muero, cada vez que la pierdo, me pierdo, cada hoja es un recuerdo, un no te volveré a ver. Los árboles sedientos de esplendor se marchitan, duermen, y solo desean sentir por escasos segundos a la hierba silbar una bonita nana de despedida en su regazo.

Zapatos rotos

¿De cuantas formas puede abrazar un mendigo? ¿Y la tierra estremecerse al sujetarle entre sus brazos? ..., de tantas formas como seres vivos caminan en este mundo con y sin zapatos. Se necesita robar esa mirada que mancha ese universo plomizo y lleno de invisibilidad. Aun alejándole a mil kilómetros de distancia y con gestos de vacío, se le escucha en medio de la nada. Yace en el descuidado abandono. Y él talla en las sucias calles sus palabras con la riqueza de sus sentimientos. Reclama una sonrisa lanzada gratis al viento. Muchas se pierden y dan asco, desconfianza y miedo... No encuentra compañía entre los cartones, y se deja acariciar en la noche, cuando solo despiertan los gatos pardos. Apetece dar un trozo de alma al apagón de la suerte, para que las velas encendidas se venguen y aviven algo que se aprecia. Y aparezca él entre las mariposas que sobrevuelan en las llamas.

¿Puede un caballero sin reloj dejarse de ver inglés al encontrarse tirado en la calle?. Sólo le queda empezar a caminar de manera despistada en una eterna cuidad de calles sin control. Va multiplicando el vicio, y restando a los amigos que han sumado otros intereses. Coge carrerilla para redoblar las ganas de salir a cerrar el mundo de un portazo, con su carrito de súper acuestas. Sentado en el suelo mira las veletas en los tejados con fondo añil, y recuerda el vuelo a la patacota de las aves. Libres por el viento se dejan espantar en giros absurdos de incansable mareo.

Y en la sombra de un árbol que no crece, se desvanece en el suelo a la espera de que alguna rama sostenga las ilusiones perdidas y cubra su espantoso mundo de cristales rotos y "adioses" a la vida.