El objetivo de la cámara

BLOG FOTOGRÁFICO: El objetivo de la cámara enlace: http://eiruceiram2.blogspot.com/

jueves, 30 de junio de 2011

Agridulces vivencias


Hoy me siento cansada, eso ya no es normal, porque ya no sé donde apoyarme después de tanto zarandeo. Me siento mal por lo mal que dirijo mi vida, por lo mal que tomo las decisiones. Por ser cobarde, por tener miedo. No sé lo que ya quiero conseguir. He llegado a ese punto en que no quiero amigos, ni gente a mi lado. Cuanto menos ofrezca menos perderé. Me siento culpable, y lo soy de los hechos acontecidos. Cuando lo recuerdo más crece en mí el enfado. Creo que soy la mujer entupida. Búsquenlo en un diccionario y verán por fin mi rostro.


1 de Julio del 2011 fecha que mi destino ha esperado durante 8 años de DURO trabajo, recibí una noticia buena, pero me supo a sopa fría en invierno. Ni me lo creí, incluso sabiendo que es verdad, aun tengo indiferencia a lo que ha pasado. La noticia es que he pasado de ser una trabajadora con un contrato basura a tener un contrato indefinido en periodo de mayor crisis mundial. Segura, libre y con las circunstancias personales perfectas. Por lo menos con mucha tranquilidad en mi hogar. No quiero hacer un repaso a todo lo malo porque es mejor olvidar. Yo he evolucionado y me he vuelto lo que soy. Si fuera sincera le diría a todo el mundo en la cara que me siento asqueada de lo que he ido viendo. Me da asco la gente y sus formas.

Mi abuela decía que esto era el infierno. Ahora entiendo todo aquello. Soy Feliz, de verdad que lo soy. No puedo más, que haría sin la gente de mi casa, sin sus risas, sin la fuerza que les sobra. Les quiero hasta quedarme sin aire de pronunciar esas palabras. Esa noticia tan esperada pero que con los años ha ido perdiendo fuerza, interés y hasta ganas de decirla “Indefinida. Se la he podido ir diciendo a las personas cercanas de una en una. La personas que realmente me quieren y que me han acompañado durante este tiempo se han sentido felices. Gracias a ellos he podía ir tomando oxigeno en esté lugar de toxidad mortal.

Las reacciones, bueno..., me eran indiferente de algunas personas. Porque mís ganas de decirlo eran pocas, era como querer sujetar sola algo tan esperado. Solo disfrutarlo con los mios. Ni siquiera reia, solo pensaba en todo lo que había pasado. Lo mejor fue hacerlo a mi familia y qué bonito!!. Tenemos muchos teléfonos en casa y al llamarles la casualidad hizo que mis padres y mi hermana estuvieran en teléfonos diferentes escuchándome. Yo me alegro por ellos y ellos están orgullosos de mí. Yo si que estoy llena de satisfacción de ser parte de está comunidad. Mi familia, mi aliento, mi mundo donde me han convertido en princesa…

Las reacciones de compañero, amigos y demás.... He llegado al último peldaño de está escalera. ¿Ahora qué?.

Soy feliz!, pero no encuentro la sensación de guiar mis pasos del todo bien. Yo soy la culpable de todo esto. Espero sacar fuerzas y que me ayude la humildad y los aciertos. Los errores quedaron detrás de las espaldas y voy a usarlos de referente para no causarme más daño. Apago y me quedo fuera de cobertura de todos hasta nueva orden. Asi es mí vida indefinidamente...

miércoles, 29 de junio de 2011

Vecinos de la lluvia


Igual que existe el error, el acierto, el sabor y los sentimientos, existe una ciudad de la lluvia. En ella siempre llueve y casi nunca se ha visto el sol sin que este acompañado de las nubes. Es una ciudad donde la gente pasa el tiempo enfrente de la ventana. Introduciendo su cuerpo en las profundas aguas que resbalan del cristal. Disfrutan de la sensación que dura una interminable tormenta. La lluvia es cálida y a la vez refresca en la cara. Llega a ser parte de una necesidad que se acomoda en ella. Y en sus habitantes.

Todo deslumbra verdor y el arco iris nace en cada balcón y se golpea muriendo entre las cortinas, marcándolas de 7 colores. Los tejados inclinados llegando a comerse el cielo. Son los timoneles de los riachuelos de nubes y pegan con sus esquinas a las aves, para acompañar con risas el vuelo. Es como sentir que los peces viven allí arriba y la tierra se estremece aquí abajo, entre los pies chapoteando. Cada calle está limpia de olores raros y las paredes se lavan la cara de manera continua, encontrando una cada vez mejor para mostrar. Sin pinturas de guerra. El agua convierte a los patos en cisnes y a las flores en capullos.

Llevar paraguas es casi un pecado. No puedes dejar de sentir el tibio agua cuando acacia la piel al caer. La luna es fan de la tormenta y se acomoda en sus gotas para sentir las ráfagas de luz al aproximarse. Como si no quisiera que nunca se acabara el espectáculo de rayos y truenos. Se hace la tormenta paso allí arriba a latigazos. Es una ciudad donde las aves han aprendido a volar entre las gotas, y las gotas han aprendido a esquivar a las aves. La ciudad de la lluvia surcar el suelo ascendiendo hacia lo más acuoso y fresco. La espiritualidad deambula brillante entre la respiración del viento.

Las luces son de color rojo y los músicos callejeros tocan canciones que hacen compañía a la lluvia en su baile de acá para allá. Los portales nunca se cierran para entrar y salir de puntillas a provocar al viento, y siempre este cae en la tentación de entrar a fisgonear dentro de ellos.

La ciudad de la lluvia esta cerca de otras ciudades, pero nadie la presta atención. De lejos parece menos misteriosa y llena de humedad. Al entrar en ella se calma la sed con solo mirarse la cara en los refleja en los charcos. Los parque mutan su aspecto y dejan paso a quien se adentra y las farolas se apagan tímidamente, para dejar de iluminar a la noche y permitir que continúe ese espectáculo natural.

martes, 28 de junio de 2011

Debilidad del ser


En el reflujo de los verdes trinos merodea la fragilidad. Lo sesgado de lo eterno, se ha ido erigiendo con un presente sin más que guardar. Se han dejado rallado en finas virutas el sabor de siempre.

En cada cimiento de las esculturas muertas se oye un quebranto que cojea de ambas piernas. En desidia los pájaros se olvidan anidar en los ojos y se venden con forma de papel. Pajaritas que han olvidado alzar el vuelo, blancas. El camino queda marcado de mágia para hacer aparecer de detrás de los arbustos el reposo.

El gris y el negro se corroe en el horizonte de las montañas. Las laderas azotan los quebrantos y las lágrimas embalsaman lo que debe conservarse. El naranja de las copas de los árboles cae en el suelo decepcionado, quedando la luz cegada.

¿Es el recelo la tentación que llama a la puerta sin golpearla?. ¿Es más fácil alcanzar la hélice de un mundo que gira sin un final, y con principio indefinido?. Es verdad o me engaño sentándome en lo más profundo de la ilusión.

En el cielo emigran las entrellas buscando la estación que las acoja. Es tarde para pedir al mundo que rescate las briznas de aire de las hojas. Y es temprano para pedir que las gotas de rocio bañen el rostro de la hierba.

Arde la carne


La rosa muere y la espina muere en el corazón de lo amado.

Proclama la atención separada de su tallo. Ambas enmudecen.

Este amor fulmina la roca, mi cuerpo, la cama desierta…

Soy ese ser cadavérico recubierto de pétalos. Por más que sujeto, se desgarran por dentro. Aun estas aquí, como ese olor que hace desear estar en cientos de arboledas. Nunca has sabido como los labios se han escapado en sueños, para dormir junto a ese ser que se ama. Y el aliento quema, volviendo al invierno etéreo y desquebrado.

Escucha el aliento que salta de cada rosa y quema como el alba.

Está herida se desgarra inmortal y convierte al volcán en dueño de lo recóndito. No puedo encontrar la retirada y la calma.

Ese amor que fluye de las venas y sangra. Altera el ritmo cardiaco y me hace ser desconocida de mi misma, quedo interminable ardiendo en la llama, pendiendo de un hilo como pétalo sin azar.

A caso el fuego puede consumir esto, puedo derrotar la llama que emerge dentro y fuera. No hay incendio que me separe, que corte la sangre de la herida y consuma el calor. ¿A caso el miedo inmensurable puede descender este fervor de vida?.

Esta pasión viaje al edén y rescata el alma sin dueño. Rescata a las flores de cada jardín ajado.

¿Mañana?


Como tren con retraso entraste en una estación de doble vía. Como el sur sin tener nunca en su destino el norte. Como el agua que no ha bebido en su interior. Y el fuego que renace de cenizas de un pitillo.

Ayer, hoy, mañana y lo que venga será como llegar a una cena y ver que no te han esperado. Tarde para ellos y pronto para ti.

Ayer, nació en un día como la mariposa y murió en horas pasadas.

Hoy, las piernas clavan sus pasos. A tal paso tal camino, tal desierto, tal huella bien marcada o mal pisada.

Mañana…

Mañana…

Es suerte, es tener la vacilación venida de lejos, es dejar escapar por las calles lo que nunca se ha poseído. Libre como cometa rota de su cuerda. Como pompa de jabón invisible.

Es silencio, recogido en un racimo, es silencio repartido en pocas palabras, es silencio menguante de saliva. Es verdad que no habla y es mentira muda. Son calladas las heridas de dolor del reflejo en el espejo.

Mañana…

Mañana…

Es perder, y ganar.

Es tener y no tener, y saber guardar. ¿Y por qué no sin saber hacerlo?.

Es quererlo todo, teniendo. Es todo, queriendo que se lo quiera.

Es perderse para encontrase. Perderse para que te encuentren, perderse para nacer en cada vida.

Mañana…

Mañana…

Es algo que todavía no conozco.

domingo, 26 de junio de 2011

Lo que ve lo ojos


El sol se convirtió en una estrella de azul intenso. Desapareció entre las nubes para quedarse unos segundos en casa y recordar a que sabe el dulce hogar. Después se volvió el reflejo azul de todas las miradas. Del color celeste son todos los ojos que lo contemplan, incluso los mios han dejado de ser del color de la noche.

El día se marcha y agita su cabeza. En fila se abrazan esos momentos claros y descoloridos que ha dejado en tierra. Las palabras se dispersan y vacilan a la hora de seguir cada uno de los reflejos azules que nacen de esa nueva estrella, y que aún perdura en el brillo de los ojos de quien la contemplo alguna vez. Las lágrimas mojan el campo y el sol se esconde para sentir su humedad lejana. Ya no es su lugar los ojos, ni puede quedarse tanta tristeza alla arriba. El suelo es más acogedor. El sol ha visto marcharse de su lado las últimas alegrías. Las últimas baladas de amor.

El aire ha hecho cambiar por dentro al dibujante del horizonte. Prefiere ser parte de su creación. Inhumana, bella y a veces cruel. Ha dado los trazos justos para separar al cielo de su sonrisa y ha pintado una estrella azul con sueños en lo más alto. No olvides mirarla. Aunque ciegue. El día prueba a coger todas las llamadas que sobrevuelan y yo le obligo contándole algo, a no alejarse de mi pensamiento. Sin querer en colores se encuentra el eco, que se precipita recorriendo la cintura de papel del débil. En azul llego hoy el sol. Es más estrella que nunca y mi mano la eclipsa. Siento su calor en la palma de la mano y siento que me hacía falta su color.

Puedo pinchar al sol con las uñas. No sangra. No llora. No muere. Siempre azul, y quieto en la mano. Siempre naciendo de un pincel y cayendo en un lienzo. En unos ojos. Quiero robarle al mundo ese sol. Ese azul intenso que separa el infinito de su luz.

jueves, 23 de junio de 2011

Consentida


Déjame ir con los sueños a la deriva, para encontrar navegando lejos las esencias que el mar ha perdido, y déjame que hoy me monte en ese reflejo de luz que se apaga en los faros de la agonía, incluso déjame escaparme de esa leve sonrisa que calma tu tristeza, en época en que la brisa se siente amedrentada por la tormenta, porque calla mucho.

Me moría si te vas, y no eres más que una leve ilusión por querer ser algo...


Déjame ser las alas de tu gaviota y romper con lo geométrico de las cosas, y caer en picado con puro sentimiento.

Déjame ser estrella, mañana y rumbo de cada idea, déjame florecer en un jardín herido y cubrirte de la lluvia con mis brazos. Y como siempre déjame echar a correr sin tocar el suelo, sentir la palabra no perfecta y saber que más feliz no es nadie, y conocer a la luna cuando me deja sentir su aroma en tú piel.

Déjame ser el verbo seguir a tu lado, ser lo nuevo, la gota que baila en tu espalda y la sonoridad confundida en el viento.

Déjame que me crea que eres lo que más quiero…

martes, 21 de junio de 2011

Fragilidad


¿Voy o vengo?, lo que sé es estoy en un tren de tercera clase, sucio y de los que se pueden hacer pocos amigos. Está casi vacío y repleto de historias muertas, aun respiran algunas, pero van agonizando lentamente junto a ese vaivén... Y el cristal se apodera de mi imagen y cubre su espalda con la caída de la negra soledad. Cristal y reflejo hacen el amor delante de todos y no aparto los ojos, me sacia ver aquello y me quedo envuelta en ese ambiente. Y necesito acercar la boca a la vidriera arañada, solo necesito notar su temperatura e introducirme en el otro lado.

El cristal me devuelve el beso con sacudidas suaves al principio y una fuerte que hace que mi labio sangre al pillarse entre los dientes. El cristal queda manchado de carmin y sangre, con forma de beso herido. Me tiene atrapada y no aparto la mirada en su negrura y mi reflejo sigue luchando por ser único en todo esto, estoy ahí sujeta en un espacio que no puedo atravesar, pero vivo entre un lado y el otro mientras dure este recorrido. Le toco con la mano y siento como me toca usando mi reflejo, está más calido y no puedo evitar acariciarlo con la yema de los dedos, que son igual a los míos. El cristal despeja con su misterio las miradas del resto, dejándome a solas entre su profundo tono y mi profunda curiosidad. La luz se apaga y noto que la piel se cristaliza, quedando sin cuerpo, y metida en todo aquello, todos miran y buscan en mi piel sus reflejos.


Mi piel estalla, es espejo mandando sus caras y sus ojos observando de un lado para otro. Me siento sujeta a cada uno, siendo parte de una imagen fiel y reinventada de cada uno. Noto como usan mi cuerpo de reflejos para llegar donde sus ojos no pueden. El cristal sacia su curiosidad y yo me convierto en luz de su mirada, el espejo de la noche reparte las luces y las sombras a través de la piel. Se agita todo en un acto de atracción fatal y seducción. La gente apoya su rostro y noto su calor carnal, desato en su sien el ritmo y la carga emotiva que me dicta su manera de mirarme. Las ciudades pasan veloces sin un saludo de ningún tipo. Estan repletas de movimiento horizontal y de estrellas fugaces, por lo menos lo parecen desde aqui. La claridad vuelve y quedo envuelta en soledad. Busco repuesta en el cristal, que sé que trama algo. Lo toco, estoy confundida. Regresa el sonido y la voz de la gente, aunque todo sigue igual de tentador.


Nada parece de verdad, y me quedo mirando mi imagen en el cristal, que en ese mismo instante me da la espalda al llegar a su destino.

lunes, 20 de junio de 2011

Mito o verdad: El atrapa sueños



La noche guarda muchos secretos y ese era el día en que se ausentaron las cosas que dejan un sabor fresco y agradable en los labios. El cansancio apreso su cuerpo, matándolo dentro de las finas sabanas de color azul y amedrentando a las fuerzas, las pocas que podían coexistir en esa habitación. Estaba atada con su propia piel y enganchada en la almohada su nuca. Sudando su pena y bebiendo la cama su noche de sueños locos. Era casi imposible no oler el miedo de sus poros evaporándose.

El pijama recogía la mezcla de perfume y onírico del aire. El oxigeno echaba de allí cualquier toxicidad alarmante. No sé si era de noche o de día, porque todo parecía real e irreal dentro de aquellas paredes mudas. Pude quedarme junto a ella lo justo, sin que me afectara todo lo que estaba pasando. En pocos segundos se giro como si quisiera levantarse, aunque sus ojos permanecían cerrados y su sudor resbalaba por su rostro dominando su piel y sus finas facciones. En un momento pudimos sentir la sensación del que asesina a un ser en milésimas y tener clavada esa angustia, supimos como se puede matar a una persona atropellada y nos quedamos en ese dolor, durante..., ni si quiera yo lo sé.

El ambiente de lucha entre el delirio, el cansancio y el profundo sueño vencía en todo aquello, enseguida nos encontramos nuevamente en un entierro de alguien que dejaba palpar esa sensación familiar, era alguien que ya no estaba, ya nadie podía hablarle. Vacío en todo aquello y escasa paz. Ella aprieta los dientes como si no pudiera hablar, gime y respira fuerte. De repente la habitación se vuelve blanca e inquietante, nos encontramos sentadas en una sala y en ese momento su pecho sangra y ella sujeta a borbotones el río rojo entre sus dedos. Es conciente de que la muerte sale de dentro con cara escarlata, tatuando sus manos de ese tono que recuerda a las viejas heridas sin cerrar. Noto su cansancio, se retuerce dentro de la cama. Y sus piernas no paran quietas.

Huele a miedo, sabe a miedo cada imagen, se oye su corazón rápido y se agita tanto que sus manos lo sujetan con fuerza. Se la ve luchar por cambiar de escenario. A cual peor, vuelve a encontrase sola en un parque donde todo está seco y sin vida, donde el cielo ha perdido su color y la tierra se agrieta abriéndose ante ella. La respiración de ambas es notable y sudo con ella. Se me queda todo pequeño, me asusta encontrarme presa para siempre en aquella noria de pasajes malos. Intento despertarla. No puedo y ella sabe que no lo puedo conseguir. La zarandeo con mi presencia y su cuerpo se mueve, pero no se despierta.

Esta agotada y yo también, voy muriendo dentro de ella y ella se apaga, me diluyo entre su labios húmedos y la dejo encerrada en un camino de rosas secas que no lleva a ninguna parte. En el último instante pude atrapar sus sueños y liberar su mente para volar hacía las montañas de colores y enterrar sus pesadillas. El viento me ayuda a recobrar color, olor y ganas de seguir viviendo dentro de ella para siempre.

martes, 7 de junio de 2011

Ojos


Llevo fijándome en ti, desde que entraste de sopetón por los sentidos. Arrasando todo y sin permiso, y notando como florece dentro la primera primavera...

Llevo fijándome en ti para darte algo que no te ha dado nadie. Me asusta no encontrarlo, me asusta que no te pueda dar nada, me asusta que no me dejes entrar en tus ojos y poder completar tu mundo de colores.

Te miro tanto, que tengo miedo a borrarte con los ojos. Incluso me contengo de pestañear, y no dejo que los parpados se junten, por miedo a perder los instantes.

Cada respiración tuya paraliza la mía. Y calculo que pedazo de aire necesitas para vivir en este mundo. Y contengo a mis pulmones para cederte el mío. Ya mis pulmones, no necesitan respirar, solo con saber que te tengo cerca sobreviven. No sé como, pero sobreviven sin oxigeno.

No eres exacto a lo que encajaría dentro de un principio y final feliz, pero quien se lo dice a mi corazón.

No eres perfecto, ni mucho menos, pero yo tampoco. Quién es perfecto en todo esto?

Anoche soñé en que existías, sin saber que te encontraría en donde se cruzo lo nuestro.

Soñé que vivías más allá de la proyección de mis ojos cerrados por la noche.

Soñé que tu alma bailaba con la mía. Pegada volviéndose una.

Soñé con lo que estoy sintiendo y que no eras un sueño.

Hoy eres fruto de mi respiración y de mi asfixia. De este quemazón que me fluye dentro y me agota el pecho.

El aire se envuelve entre tu cuerpo, y el mío espera a ser tocado por esa brisa empapada en sueños.

Apaga está luz! Qué ya no necesito soñar… Amor de solitaria.

Vivo entre los secretos de las miradas y me alejo entre las sombras.

Apaga está llama que arde!, no quiero que ciegue los sentidos,…Amor de solitaria.

Secreto e imposible.

lunes, 6 de junio de 2011

Lluvia con pasado


No recuerdo la cara de niña con la que la miraba, ni siquiera esa esencia viva que me cantaba junto a la cuna. Se han perdido en mis ojos la dulce nana, que giraba siempre entorno al pasadizo de lo antaño, y puedo rescatar en mi viejo retroproyector las imágenes en blanco y negro, donde el color siempre ha sobrado. Y cada imagen de tonos remarcados en sus pixeles, mandan un mensaje en la pantalla, volviéndose un conjunto borroso de historias de ida y vuela haciéndose presente, donde la sonrisa se quedo engarzada en los recuerdos.

El día está empañado en flores frescas y en nostalgia, de esa que no te deja respirar profundamente, me acompaña con su lluvia el sollozo del cielo, ahí fuera. El olor del viendo es diferente en cada calle. Y tú, esperando en el umbral para recoger besos que pellizcan las emociones tempranas, mis mejillas guardaron cada uno junto a la eternidad.

Hoy como siempre tu imagen serena me acompaña, aunque se me escape de entre los ojos las lagrimas del ayer, y salpican en el suelo pensando en ti, porque ya no estas aquí. No como antes, para poder sentir entre nuestros cuerpos la luz que nos sujeta y el universo sentado a nuestros pies.

Ahora mi cuerpo es reconducido en paralelo con los que están cerca, pero falta en mí la dulce canción que me susurre en los oídos, para convertirme nuevamente en pasado vivo. Es tan alto lo que quiero alcanzar. Es a ti, es el pasado convertirlo en un siempre. En un hola de cada día y dejar el adiós para quien no sepa mirar en donde se dejo lo tierno. Allí voy, en busca de ese refugio de sentimientos que me animaban a ser libre. Para quedarme dentro de la felicidad y esconderme pegada al silencio, para que me lleve hasta donde tú destino. Donde resbala la lluvia por el cristal.

El corazón lleva su espina clavada, y todavía no ha descubierto como arrancarse ese pinchazo del pecho. La mano se ha vuelto su consuelo y la respiración su alivio. El reloj me ha envejecido y los segundos me sueltan que ya no estas, no estas…, y las agujas de mi vida, se quedan sumidas en el ayer.

viernes, 3 de junio de 2011

No es mio



¿Tú te crees que puede dejar de soplar el viento alguna vez?

No puede..., no debe…, es prescindible que empuje con su indiferencia. Quién sino lo va a hacer?.

Le buscan trepando los oídos entre la gente y más allá, donde los pájaros cuentan sus secretos.

Vacío.

Silencioso, con ruido a sus espaldas, va encontrando en su camino suspiros esos quejidos que mueren en sus brazos.

Sufro, callo y respiro…

¿Atrapado en no sé dónde?

Dormido entre los senos y labios nuevos.

Pegado, despegado de las hojas. Para leer entre líneas una y otra vez sus idas y venidas junto a las libélulas

Viejo e imprevisible.

Sediento de brisas.

Calmado y sucio.

Sufro, callo y respiro…

Oculto detrás de un pasado sin pasado y atrapado en un presente sin estar en el…

Diferente.

Seco, húmedo.

Más ausente que nunca. Volviendo fuerte e inquieto.

Recio

Opaco.

Nunca mío y ¿de quién?

Dominado por la soledad y liberado por las calles que le iban encadenando...

En paralelo con un espejismo del mismo fue despertando de ese letargo…

Muerto como cada primavera.
Muerto como cada amanecer que sobre salta en el cielo.
Muerto como cuando nace la verdad en el culpable y las respuestas le señalan.
Muerto sabiendo que ya no tiene miedo a vivir a sentir…

Sufro, callo y respiro…

Con uno sólo


En gajos me comí tu amor, como si en ello se me fuera la vida, y con ellos la recobrara. Me devore y devoraba a todos los sabores que se apresuraban dentro de la boca, hasta los que no existen, y los que pensé que ya no recordaba. El sabor fresco estaba acompañado de lo bueno, de lo que perdura, sabiendo que es único, y a la vez nuevo en cada beso. Se descubrió ese lado de adicta que tiene mi paladar y calla mi lengua.

Deje todo en cada instante para no dejar el sabor de los labios en el llamado olvido. Cada beso cubrió los sueños sin compañía y se volvieron amantes seguros de las noches en unos largos desvelos. Cubiertos los besos de estrellas, de esa luz que nace en los ojos y duerme entre los dientes pude mirar y solo pensar sin pensar en poseer más allá de lo que tenía, de buscarlo, de seguirlo y de emborracharme de su jugo el alma para dejar de buscar un beber por beber. Llegue hasta vender mi alma para saber a lo que sabe el amor, ahora sabiendo tanto de esto, me vi convertida en boca para dejar en tu cuerpo amor.

Me perdí por ti, me perdí por ese egoísmo de sentirte en la boca, mezclada mi saliva con los besos, me perdí en ti y contigo, en cada cuerpo, me perdí sin saber en que lugar habitaba, llegué a dudar en si alguna vez volvería a encontrarme. En cada bocado me sacaste lo escondido, eso que no muestro, porque no queda bien. Eso que se llama amor. Ese lado donde las palabras saben bien. Donde no da miedo mirar al medio día con los ojos al sol. Donde la música seduce con la primera nota. De esos ratos donde la sonrisa es lo titulares y los créditos de nuestro momentos.

Me perdí por las ramas de tus brazos, me perdí sabiendo el camino por solo ver por tus ojos, me perdí para volver a buscarte una y otra vez y sentir ese sabor que ya no saben las cosas, ese sabor que me atrapa. Que me moja la garganta. Y que hace dar vueltas en está ciudad al corazón, que sujeta tus compás.

Me perdí por un beso. Sólo por un beso…