El objetivo de la cámara

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martes, 9 de septiembre de 2014

¿Qué necesito?

 Ahogarme con el aire que respiro, y no saber nada del día después.

 Sentir que he parado en seco dentro y fuera el cuerpo.

 Morir en brazos de la rendición, y poder ganar cien quimeras junto al calor de tu piel.

 Crear un sueño del que nunca me despierte, y dónde nadie quiera despertarse.

 Dejar en la estacada lo que llaman necesidad para solo encontrar al otoño inquieto.

 Colgar las mentiras de un tendedero para que la lluvia las mute de carácter.

 Saber que es reír, sin forzar, ni partir de un recuerdo bueno... reír dando sin merecer más que lo que das al viento.

 Sacar las palabras dónde nunca quise que las hubiera. Para lograr que germinen con los besos.

 Colocar una piedra encima de esa cima con cuerpo de libertad.

 Poner de patitas en la calle a la tristeza de mente y que no vuelva sin mejores planes.

 Qué mis manos sigan empujando puertas y los pies no se queden solo en el umbral.

 Aceptar el tiempo que ha pasado y volver a empezar en este tiempo que vendrá.
 Regalarme un momento de perdón, pero del bueno.

 Dejar de caminar de puntillas por la yerba y sentir como el suelo me empuja hacia delante como si de una amiga se tratara.

Querer llegar a ti con mi pensamiento, y que sea tan fuerte nuestro encuentro como un dialogo de pasiones arrebatadas.


 Amar con la fuerza de un tren, y la ternura de un felino errante...

lunes, 8 de septiembre de 2014

Las palabras se asfixian

No hay un diario que sea capaz de coger al vuelo una emoción más…el mío se ha sentido estos meses inquieto y lo he puesto contra la pared castigado...  Incapaz de saber sentir, incapaz de soñar, incapaz de ver lo que nace cada día y engrandar a lo sencillo. A veces llorar llena de aire fresco y otras veces deja empapada por días la sonrisa y el mirar. Y acentuó a las contradicciones que se retuerce de no sentir y de sentir. No quiero engañarme lo de no sentir no ha sido cosa mía… se fundió esa estrella que iluminaba a la soledad. Pero ahora sufro porque no soy capaz de ver a oscuras. Ni puedo acompañar a la luna cuando es nueva…

Necesito aislarme… y perder la pista de mi misma… porque sé, que si sabré regresar a casa… no tendré más dudas.


Me pregunto cada día que me pasa, y por qué me siento así, muchas interrogantes ¿¿?¿?¿?. No quiero ni siquiera contestarme porque hacerlo es hacer sangrar a la emoción.

Algunas personas creen que ya no tengo corazón y les gustaría ver una radiografía…y sé que lo tengo, lo sé, puedo oírlo latir…, no como antes late, ahora no sale de su escondite. Miedo a querer no es. Es no saber como querer, es no saber como llegar mejor a todo. Cuando se quiere tanto y te fallan se muere tanto…, y he muerto tanto tanto que no se si sabre sentirme viva. Y él respira muy flojito, late flojito. Incluso diría yo que ha encontrado la manera de olvidarme. Y me encuentro en una engañosa nube de felicidad. Es muy fuerte reconocer que me niego a sentir y a querer…, no sé querer mejor, no sé sentir mejor…no sé como encender esa estrella sin perder la quietud de mi alma. Ese es otro que se rindió mucho antes… y sin alma se contamina todo.

Se piensan tantas cosas a lo largo de la vida.  Ahora es como si la vida necesitara que pensara…. Por cada no acierto cambia la visión. La palabra acertar es mero espejismo. Quiero  quedarme mejor con la palabras aproximar. Y poder dejar cada palabra huérfana e insultada, pero no se lo merecen.

De repente me he puesto a hacer balance de la vida… no es porque he llegado a un cumpleaños con una cifra complicada… Necesito saber lo ganado y lo perdido. Me siento perdedora con corazón de ganadora, o tal vez soy ganadora con dolores que me mienten… por eso la coherencia me ha dejado…por eso no sé que decir ni hacer a veces.

¿Qué he perdido para sentirme así?…


Tal vez la confianza y peco ahora ya de no tener esa templanza,  o esa utopia que duele y se llama amistad y que me deja en una reflexión inmortal. También puede ser que perdí el deseo de amar hasta asfixiar las ganas de llegar a los limites, o la visión de un horizonte más allá del horizonte dibujado con tinta imborrable, o quien sabe si ya la memoria se culpa gimiendo en voz baja.  Ahora debo soportar esa embriagadora sensación de tocar el cielo diminuto con las manos. Ahora no  debo salir corriendo. Y cada suceso, cada problema, cada caudal desviado, deja frío al tiempo, me deja fragmentada con los ojos mirando al mediodía…porque la noche se ha quedado sin su estrella. Y la luna sin su mejor compañera.

Pasos y más pasos

Impecable de luces que rodean … Impecable de historias que no supieron pararse y de regreso ya sabían el final. Impecable el amor que te proceso y me procesas… y cada mañana  dejamos al sol de lado sin importarnos el día o su partida.

Impecable es esa distancia que acerca nuestros momentos. Y los momentos se desvanecen sin sentido.

Impecable es cruzar la mirada con el destino y no mentirse ni mentirle a la cara.

Incesante pasión se desborda al mudarse la vida de enemigos, incesante deseo de tapar las heridas y de no comentar nada al desengaño por si se arrepiente de no pisar más fuerte. Y la saliva se vuelve injusta y confusa en la boca cada vez que tengo dos caminos para elegir.


Alma de la calle



A él, sólo a él, le han castigado sin mirar y a empujones se ha quedado sentado en su trono de asfalto y fría realidad. Le duelen las heridas de cada puñaladas de rechazo de la gente que no se ponen en su piel. Le han vuelto del revés lo que ya no recuerda llamado dignidad… sigue ahí como cojo sin muleta, como frío sin abrigo, como melancolía sin alas para alzar el vuelo. Sin nombre propio, ni papel en el cuento del que se habla de perdices y finales felices. Ni en broma se escribe de él, no queda bien en ningún lugar….

Se ve aislado resignado al suelo y a su cúpula de luces y nada mas… nadie baja un peldaño de su hombro, nadie sabe acariciar con palabras al igual con su peor cara bonita.

Quizás hoy la suerte de una sonrisa le llega por casualidad…y  tal vez el amanecer de su oscuridad se quede quieto entre su chaqueta, y le caliente la piel.

Puede que haya olvidado  ser brújula de su vida, y ser el pastor de sus ideas, o el ancla de ese destino final, y sigue allí sin seguro del que dirán. Si recuerda ser señor de su respeto. Aprendiz callejero del miedo…y luchador de la pobreza.

Tiembla y llora cual niño sin la mano. Se tapa con escaso cariño y se destapa por su falta. Vestido de insulto y peinado de pocos amigos… se presenta alargando su palma reseca, bañada en negrura y adornado de monedas se siente rico de una fortuna ganada con limosna.


Borracho de recuerdos y con su vino de cartón se pelea con sus sombras, se pelea con su corazón de tibia resistencia. Va perdiendo sus sueños cada día. El hambre le desespera y ya sus ojos no reflejan un color. Tararea bocanadas de desesperación y no les llega el amor a los pulmones…