Alzar el vuelo

Prefiero soledad junto a ti. Qué pena moribunda y sin apoyo.

Y empapar con la mirada a las estrellas sin alas que suspiran y se callan. 

En un cuarto arrinconadas sobreviven las palabras,
y la luna en el medio de la nada,
se deshilacha convirtiendo su semblante en carente de colores,
ya prefiere sujetarse a la almohada,
que morir despierta con el sol de la mañana.

Un reguero de escondites, y una canción que se aleja y nos deja a distancia,
a la infancia y a la cabeza.
Y me pregunto qué es lo que hizo no saber y no querer contemplar ya de pie los bocetos del futuro.

Hoy repudio el pensamiento que presagia los acordes de tristeza y cobardía.
Se diluye dentro de la piel cada verso de aire nuevo.
Cada escalofrío sin temor al fuego.
Cada brisa sin destellos que se escapan de la mano al dejarlos solo a ellos.

Y mientras la lagrimas se deshojan con un poco de valor.
Los pulmones vuelan altos y se saben el camino de las nubes y las aves que dan al cielo su calor.

Y el alma se eleva persiguiendo al ruiseñor,
dulce trino que me canta apoyado en el balcón.

Ni una flor descarada en otoño asoma olor,
pero hay en la ventana unos globos que me alzan y hacen que llegue hasta dónde quiera yo, junto a ti...
porque ya no me hace falta ni estrellas ni sus alas.
Ni recordar viejos amores que jugaban con el temido dolor.