El objetivo de la cámara

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viernes, 31 de diciembre de 2010

Vale la pena


Dejaría morir…, Dejaría nacer… cada vez que vives en mí. Tachar en la mente los trazos, cuando me recuerdas y no me recuerdas… Viéndome medio muerta…, feliz e infeliz…, vacía y completa…, fugaz y eterna..., ser libre y esclava…, pero juntos soñando despiertos, anidando en tu cama, sabiendo darte y sabiendo dejarte.

Saltaría al vacío para caer en los labios que susurran mordiscos y creen que no tengo en la boca pegada, la luz de la luna partida en pedazos, porque cada cacho se sienta y se tapa apagando su brillo, dejando a oscuras un mundo, que vale la pena.


Incluso enfermaría, y envuelta en calentura de ti, gritando en delirios, sabiendo que eres mío, queriéndome y sabiendo no hacerlo. Y cada línea escrita de historia con feos finales, haraposos momentos y grietas que sudan el llanto, la acompañaría hacia dentro del cuerpo, aun sabiendo que no hay bonitos reencuentros.


Buscaría en la sombra de los girasoles, su amarillo solar, y en las flores marchitas su tenacidad. Buscaría el amor en cualquier pareja del parque, Debajo de una escalera, o en la estación en la primavera, siguiendo su aroma de amor y dejándome atrapada con la mirada en un mundo de extraños, que no saben besar sin encender una estrella con forma de flor.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Deja que te mire


-¿Qué te pasa?.


-No sé, estoy triste. Y me siento fea y rara, no me veo como antes.


-No deberías…


-Es que me he mirado al espejo… y no me reconozco.


-¿Quién tú o el espejo es el que no sabe quien eres?.


-Ambos.


-No pierdas el tiempo con el espejo, mírate lo justo.


-Es que está siempre ahí por las mañanas y antes de ir a dormir.


-El que debería estar aburrirlo es él, siempre ahí esperando a que alguien se asome. ¿Y porque triste? ¿Te ha dicho algo el espejo?.


-No hace falta que hable, lo veo.


-El espejo no siente lo que refleja, no entiende de belleza, ni de alegrías…


-Si pero refleja la edad y el ánimo.


-¿Edad?, ¿ahora los espejos saben de eso?.


-Si ellos y yo lo sabemos.


-Pues que novedad…, Él no te ama, ¿Te ha insinuado algo?


. No, pero si su reflejo.


-Te habrá parecido ver lo superficial de un reflejo.


-No, porque ayer, y antes de ayer vi lo mismo. Tengo patas de gallo y mira a cada lado de la boca dos surcos que me cruzan las mejillas, ya no soy como antes bonita y sin ninguna marca.


-Tú lo has dicho sin nada, vacía… ¿No me digas que te preocupas por esas líneas?. Ahora vas a saber más tú y el espejo de lo que puedo ver con mis ojos al mirarte.


-¡Es terrible!, tú las llamas líneas.


-Lo que llamas tú patas de gallo, para mi ha sido el empiece de la sonrisa en tus ojos cada mañana y lo que tienes a cada lado de la boca las marcas de lo que he dejado con mis besos. -Hablare con ese espejo y le diré que no sabe nada de ti. Que no tiene ni idea de lo que has cambiado!, porque esas líneas nacen de la felicidad y son inmortales como los besos, cada una me hacen sentirte más mía que de nadie, porque todas las conozco y a todas las he visto jugar en tu cara. Y claro que estás triste, porque ahora no sonríes cuando te digo que llevo contigo desde que nacieron en tu rostro y espero verlas hasta el último día de mi vida.


-¿Te sigo gustan?. Con media sonrisa en la cara le pregunta a él. Silencio...


Si, cada día me presento a la nueva chica que veo y que envejece conmigo y beso sus labios para no olvidar que no han perdido el sabor, que guardo desde el día que la besé por primera vez.


Sonrisa de ambos...

martes, 28 de diciembre de 2010

Alféizar de mi ventana




Atraigo la respiración con el pensamiento antes de romper con la separación de la zona acristalada de mí cuarto, y busco fuera de la ventana un latigazo de vida nueva. Es demasiada vida para los pulmones y se estremecen. Y devuelvo a su cascaron la cabeza y el cuerpo. Es tentador sacar de nuevo la cabeza y contemplar la altura y sentir el vértigo y a la sangre pasear hacia las sienes.


Sigo pensando en volver a tentar a la suerte y salir, cada bocanada robada es un pellizco de energía que arranco a la brisa, sabe a profunda experiencia. No sé que hacer, si probar a devolver un poco de aire soplando fuerte, para sacar la rabia contenida y dejar que se la lleve lejos.


El lodo que queda en cada pulmón, sale a la superficie para ser limpiado, y sano mi alma. Hace frío y es pedir demasiado al invierno que vomite un poco más de su furia y bata sus alas por encima de todo. Ojalá desparrame un blanco esponjoso y tape las bocas de todas las salidas del mundo. Aquí dentro con nuestro olor de hogar y la gente que hace que la vida tenga un sentido, porque no hay mejor cosa que saber que todos los que amas están bajo el mismo tejado cubierto de nieve, y ahí fuera los problemas helados y sin posibilidad de entrar. Y yo feliz en mi refugio riéndome de todos ellos.


Pintar una postal brutal y crear un pequeño paraíso es impensable en el territorio de los quitanieves y la sal gorda. Si, los sueños pueden ser rotos por el cloruro sódico, en cuestión de minutos las placas se quiebran dejando al asfalto dueño de su sitio. Y a los problemas errantes, esperando a sus victimas. Todavía me queda ver como cuajan los pedacitos de vida helada en la ventana, antes de que vuelva a buscar fuera más caricias mi rostro. E imaginar y sentir que mi morada está cubierta de estrellas del frío y de arpas con cuerdas de carámbanos. Se va llenando el alfeizar de dados húmedos, se quedan ahí tan inmóviles y fuertes escalando cimas de sueños.


Me gusta que curioseen mi cuarto. Unos pegados más que otros en el cristal, adornando ese paisaje que me tienta tanto, para volver a sentir una y otra vez...

domingo, 26 de diciembre de 2010

Lo llamado Espíritu...














UN POCO DE SENTIMIENTO INVERNAL Y DE LUCES DE COLORES..., QUE LOS SUEÑOS SE MEREZCAN UNA OPORTUNIDAD Y LAS RISAS TODAS. UN BESO

jueves, 23 de diciembre de 2010

Sin comentarios



Me parece injusto que no sepan diferenciar la luz de la oscuridad, y me deja en estado de duda, que no puedan ver algo que no tiene sentido para la lógica más fondona. He estado parada entre la mañana y sus mitades, y he sentido el aullido del amanecer y el sollozo de cada uno de los rayos que morían. Sería fácil sentarse delante y sentir la frescura de las palabras, pero se congelan antes de llegar a los oídos. No me siento guía del mundo, pero si me siento capaz de dejar algo bueno, no me creo que este aquí sin tener algo que ofrecer a alguien. Sonrío cuando estoy triste y eso lo hago por desear dar calidez a mis palabras, sin tener un día alegre. Y no quiero contagiar a nadie de mi pena, siendo el dolor mío y fugaz….


Siempre he pretendido dar lo que doy sin dobleces, y sentir lo dado. No merece la indiferencia ser dueña de un ápice de existencia de mí ser. Lanzo como simiente al aire lo mejor que llevo dentro, pero todo no fructifica en positivo. Las rachas de conflictos llegan como las cosechas en época de ser recogidas. Será que hay que aprender lecciones de humildad y preguntar como se debe cuidar bien la tierra. Y coger la libertad con cada mano para enterrarla y se reproduzca. Son incapaces de soñar, ni robando los sueños vagos que se desechan en las pesadillas, y pueden hacerlo, pero no quieren, miran y dejan perder las ocasiones de sentir a la noche como excava en la mente un cuento. Intento ser sincera, llevar la realidad de un ejemplo de la vida, decir la verdad…, y me demuestran que no existe en su cerebro el abanico de posibilidades que pasean por el universo.


Que mal encajan las ideas, sino coinciden con la suyas. Tampoco es que me crea que tengo la razón escrita en mis manos. Son inquietantes los términos que usan ante la lucha, y no es necesario luchar con rostro de tolerancia parchando los prejuicios de un extremo. Venden a gritos lo que les conviene a ellos, sin pensar en como se pueden sentir el otro lado. Lo que mejor sería, es lograr lo que conviene a todos, pero dando pisadas cautas..., y escuchando.

Se volvieron presa de la impaciencia y ella es lista y sabe seducir y se calla cuando los atrapa. Me canso de observar que no son capaces de contar todos los dedos, y sentirse bien por solo tener que preocuparte de eso. Ven humo en las nubes, pero el fuego está en los ojos con los que miran. No hay tormenta que se forma en los labios del alba, sin comentarios contrarios, aunque suene a tragedia, que se vuelva para siempre mi silencio gobernante de la opinión de mí mente y de mí corazón.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Antes... y después




Ya no se lleva echar pan a los patos en el estanque, ni reírse haciendo muecas al asomarse en sus aguas. Ni siquiera se piensa en los abrazos a la hora de sentir la protección de un minimundo, y quedan para el recuerdo de antaño lo amable y humano.


La gente ya no se mira a los ojos, más bien siguen mecánicamente una línea invisible de repetición de un paisaje insulso. Se ha dejado de pasear debajo de la lluvia, y de sentir cada una de las gotas únicas, que nos ofrece la madre naturaleza. Cada gota ha olvidado su sitio y ya no donan su fugaz vida, para empapar la tierra y desaparecer de manera delicada.


No hay tiempo para un momento de sabor y de placer, tomando un buen chocolate caliente junto a la ventana, ¿y por qué no?, sentados en una mecedora. Y menos contar historias de miedo en torno a una hoguera. Ni pensamos con nuestro paladar en la comida de mama, y en esa sopa calentita de la abuela. Se desea algo rápido y efímero en la boca.


Los estribillos de las canciones se marchan con los chasquidos de dedos. Y desaparecen cuando llegan otros nuevos sin dejar una señal, ni un mensaje. Ahora se prefiere correr a buscar nuevos sonidos que dejan las letras sin un fondo de percusión en el alma.


No nos jugamos un beso, una oportunidad, ni un juguete lanzando una moneda al aire, hemos aprendido a poseer, con las estrategias de la mentira. Incluso de la sonrisa engañosa…


Ya no se queda con los amigos para sentarse en las salas de cine y penetrar en la vida de sus personajes, ni morder con los ojos cada secuencia nacida a golpe de interpretación y fantasía. Nos atrapa más su oscuridad y el solitario sentido de la historia. Es tan difícil llenar una mesa alrededor de gente que huela a familia y a amistad. Nadie puede, ni quiere saber que hay en cada plato, ni en el siguiente. Y menos comentar un pedazo de lo ocurrido en el día, ni saber los pedazos de los que se sientan enfrente.


Ya no se hacen las cosas por amor al arte, ni brota las ilusiones al conocer y llegar a lo que nadie ha llegado. Ya ni las estaciones se aclaran como repartirse los meses, y han dejado de ser el termómetro del mundo, viajan libres y no piensan que un día fueron un referente de cada semilla que crece en el suelo. Todo queda más alejado que antes por no sentir la motivación, que haga acercar y notar los sueños imposibles más reales, para al ir a rescatarlos.


Cada vez menos se coloca en una balanza lo que si, y lo que no vale dentro de los corazones. Ha dejado de enamorarse el mundo y sus seres, ya no reconocen la palabra románticismo, se fue muriendo a base de decepciones.


Los cuentos antes tomaban vida en las habitaciones con las voces crecidas, y han ido durmiéndose y cerrando sus hojas al no ser leídos, les han dado vacaciones indefinidas, porque ya no está de moda leer y sentir la infancia a edades adultas.


Ya no lloran ni los tristes, ni los emocionados..., se ha encontrado un sustituto que va mutilando las sensaciones cuando van surgiendo al contemplarse con rapidez en el espejo cada mañana. Algo que no echamos de menos y no nos preocupa, es reconocernos a nosotros mismos y lo bueno que llevamos, aunque estemos hartos de mirarnos en el retrovisor del coche...


Se pasa de las pequeñas cosas por su tamaño tan ridículo y se han arrinconado todas en montones inservibles, antes llenaban nuestros pulmones de armonía: "el respirar la fragancia del romero en el camino", "el olor de la fruta fresca troceada","el pan recién hecho", "el aroma maternal", " las sonrisas al otro lado del teléfono"...


Y nos hemos perdido hace tiempo, dejando atrás lo que nos dieron de la mano los recuerdos.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Y calla...



Palpita sin sentido las llagas, el dolor…, Palpita muerta, seca y fría la voz de un niño lejos de la mano de su madre. Palpita por momentos la antipatía y la simpatía cuando ninguna es suficiente.

Y calla…la nostalgia, el susurro y un poco la vida. Palpita para salir hacia fuera, lo oscuro y siniestro, la raza más pura de lo malo, y sigue hacia delante la noche por dentro. Palpita el ruido huyendo de un camino de espinas, para convertirse en atrayente sinfonía. Palpita la manera de ver la verdad, cuando la mentira la atraviesan con la espada.

Y calla…la nostalgia, el susurro y un poco la vida. Palpita esa flor incompleta de pétalos, el riachuelo sin nombre, la alfombra de hierba que no desprende olor. Palpita el viento, ruge, siente y sabe llevar el calor de la hoguera, de las llamas… Palpita la caja donde se guarda lo arrebatado al día y a la noche, la suerte, la ilusión y la caida de ojos de cada reflejo de la luz de lo desaparecido.


Y calla…la nostalgia, el susurro y un poco la vida. Palpitan las agallas, el valor, el miedo entre cortado y el sol te regala su mirada, siendo dueño de la tuya. Palpita el loco amor, furtivo, pasional, ese del que no se habla por ser fuente de pecado. Palpita la luna en sus diferentes estaciones, cada rotura de la palabra en la brisa, la música cuando no tiene a nadie al lado.

                        Y calla…la nostalgia, el susurro y un poco la vida. Palpito y sonrío…

sábado, 18 de diciembre de 2010

Soñadora de sueños



Te has convertido en soñadora para buscarle, llevártele lejos, atraerle cerca y dejarle atrapado dentro del cuerpo. Abres los ojos para soñar despierta y contemplar tu sueño mientras lo sujetas fuertemente. No quieres saber como salir de los sueños de ojos abiertos y menos de los creados con ellos cerrados. No quieres sentir que a él le pueden soñar otros ojos.


Ni quieres enterarte de que puede vivir en otros sueños. Es su sueño, ella lo ha creado, el que nunca se cuenta para no ser robado, lo pintó sin casi colores en la paleta, en un momento donde el blanco y el negro se peleaban por cubrirlo todo. Y supo dejarse llevar para sentirse segura y real, porque era feliz así. En ese espacio entre la verdad y la mentira. No sueña con un príncipe a caballo, ni un hombre perfecto..., ni con un hombre vestido de elegante caballero… Sueña con él, y sabe cuando y donde podrá tenerlo. Es como ella lo había imaginado, es incluso mejor. No lo comparte ni conmigo, siendo ella mi sueño.


Ni habla de él, porque teme que vaya a desaparecer, y ella continué ahí. Creo que si lo pierde la perdería a ella. Porque los sueños se mueren juntos. Él tiene suerte de tenerla y dejarse querer por ella. Y creo que lo sabe porque sigue junto a ella, dejándola soñar.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Estrella mojada



Tirada en la playa de sábanas de una cama fría, se deslizo sobre mi cuerpo desnudo una botella de cristal, donde quedaban los sueños tapados con el crepúsculo. Presa en ella vive una estrella con luz de farolillo de mundo de barrio ideal. Y las ganas de romanticismo cubren la piel de las noches simples. Ni los cuentos de hadas saben de instintos carnales para ser escuchados. Los deseos se parten entre dos mundos y los sostengo entre la nuca húmeda. La ilusión navega dentro de un golpe de ola, con rumbo hacia lo rocoso de la almohada.


Cada brote de la noche se deja tapar con mi cuerpo. Y se destapa cuando vuelvo la mirada. En la constelación de los parpados, busco la estrella que me falta para completar el brillo de los ojos que se han frenado por la falta de entusiasmo. Borracha del vaivén, me adentro con inocencia en un océano de altas dosis de quemazón..., Las regiones prohibidas enloquecen en el viaje de sabor a dulce vida. Lanzo las redes destapando a los besos para salir a pescar, y atraigo seducido al aire. Ebrio bebe en mi ombligo lo que no bebe en ninguna otra cama.


Al marcharse el sol como cada día, lo líquido de mi cuerpo no deja de flotar encima de la botella, esperando a colmarse de erotismo. Nado entre la espuma de cada sueño oculto, dividiendo en un brindis a la noche y al día. El cuerpo queda sediento al sudar, y se vuelve la carne espejo de mis mentiras. El cáliz y la lengua se unen para darse ese placer de tragar a la mujer que se oculta en el fondo de un vaso abandonado.


Sola y lejos de ti el agua plateada centellea entre mis caderas, dibujando el reflejo de la luna en ellas, y volviéndolas bellas todas las noche. La tristeza se evapora con el abrazo del cielo mulato que me protege. Me dejo llevar por lo cristalino de una frase que sujeto en el pecho, antes que se pudra en mí esta sensación de hermosura. Me salpica cada momento de amor y de desvelo, de falsas ilusiones, me arranco la frescura y la vida. Apago la fe y la sin razón... El líquido de la saliva que baña el paladar hace avivar un corazón amante y lleno, para dar algo, algo, algo ó todo, todo, todo…de forma desbordada.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Borrón y cuenta nueva



Te odio, por no saber quererme, por no cumplir lo pactado en cada caricia y clavarme en las heridas besos infieles de cariño. Te odio por no salir corriendo de tras cuando me enfado, y te paras en un lado equivocado.


Te odio, cuando no sabes que hacer, y espero un abrazo, un susurro, incluso una flor seca. No miras, ni escuchas, ni hueles. Ya deberías saber que te dejo rastros de mí ser y no me dices nada. Espero que no vuelvas. Te miro y no se quien eres, no te conozco, no se por qué choque contra ti, y me sedujo tu fatal antipatía. Delito del destino. Soy más que tú, elevada a la décima potencia, pero has conseguido restar en mi vida, en vez de sumarla. Vuelves en busca de insultos, de malas caras y de dolor, eres demonio con piel de amante. Eres centro del olvido, fuego sin leña, y un conjunto de chistes caducados.


Ya no eres ni saliva en la boca, ni deseo perturbador de las pasiones. Pero te odio sin fin, pero con un principio acuestas. Que ya no cuesta ni llevarlo a todos los lados. Me vengué dejándote de querer, saliendo de tú vida, sacando cada trozo de sonrisa de mi alma. Me vengué, pero no sabía como sacar la verdad y la mentira de ti.


Destruyo con un chasquido de los dedos esa fuente duradera y enraizada en las entrañas. Ahora pasas de ser algo remoto de mí existencia y llevas camino hacia el destierro de la simpleza. Ya no siento esa profunda sensación que me atrapaba. Eres un poco del pasado, nada del fututo y mí presente es felicidad sin un Romeo de cartón.

martes, 14 de diciembre de 2010

Compañero de habitación


Suena el móvil mientras voy al volante…


-“No subas a la habitación, han llevado a su compañero y está muerto en la cama-“. Ella me lo cuenta nerviosa y afectada. ¿Cómo?, no jodas!, ya va el segundo que se muere a su lado.


-No subas, espera abajo, parece que no ha resistido la prueba, está muerto-. Me dice.


-No me sorprende, el no quería hacérsela. Era viejo y vaya prueba más dura-, le obligaron a firmar la hoja de autorización-…. Fui testigo de aquello el día anterior. Intento asimilar rápido lo escuchado. También estoy afectada....


-Se lo han cargado!- me dice ella, y cuelga. … apago la radio... Silencio. Y más silencio... Sigo conduciendo de camino al hospital. He salido de trabajar y es la hora de comer, las ganas se cortan de cuajo. Y la mente se retuerce por el camino. Suena de nuevo el móvil… Paro el coche, en seco.


-Dime-, contesto muy rápido.


-Estoy muy nerviosa sube estoy en la sala de espera, sube por favor- La voz está agarrada por el disgusto. Ufff!!. Vacilo que hacer, muerte…, caras triste…, y frío en el cuerpo.... Ganas no hay de subir. Pero me lo pide ella. Y no hay más que dejar el pensamiento fuera para no detenerse. Mientras espero el ascensor para subir a la 8ª planta medito. Que decir, que hacer y como aguantar las emociones. En cada piso pienso mucho, no lo puedo evitar, y me ahoga un poco la situación. Joder me toca ver al muerto! Pensaba que iba a ser un día tranquilo. En los últimos pisos, siento tristeza y pena. Me pongo en el lugar del sufrimiento.


Tengo el estomago revuelto. Allí estaba ella sentada y mirando al suelo, su cara cambio al verme, siente un poco de alivio cuando la beso y la abrazo. Pregunto: “ está muerto?, donde le tienen, se le han cargado?, quien hay en la habitación?..., quería saber todo y no saber nada.


-Lo han traído y dejado encima de la cama, no se mueve. Si, está muerto. Y su mujer está llorando y golpeándole en la cara para resucitarle,-. Trago saliva corrosiva, y suelto un taco fuerte. No estamos nada más que nosotras en la sala. Ella está temblando, sus ojos están impresionados y desfigurados cada uno de sus gestos. Su reflejo y su ánimo son absorbidos por mí. Me pide que la acompañe a la habitación.


-Vamos a ver a papa esta en la cama, el muerto está con él. ay madre, va a ser que si voy a tener que ver al muerto!. No soy capaz de decirla que no. Pero no quiero. Es una putad… pero ella me lo pide y accedo. Echo un poco de locura a cada paso. Estoy tensa y busco el rol de dura. Me asomo despacio. Con dos segundos tengo más que suficiente para llevarme en la retina el conjunto de todo.


Mi padre en la cama del fondo, mirándome fijamente y yo en la puerta, quieta. No puedo ni atravesarla, es como si no quisiera entra. Pero desde fuera se ve todo. Él esta encima de la cama, no tiene una sabana colocada cubriéndole la cara, lleva puesto su bata de rayas marrones. Esta tan rígido!. El cuerpo es extremadamente esquelético y yace tranquilo, sus brazos caen a ambos lados de su cuerpo, como si durmiera. Los ojos están hundidos y pegados, lo peor es su espeluznante gesto con la boca, la tiene abierta y sin dientes, no lleva la dentadura postiza.. Los pómulos sobresalen marcando la forma calavérica. Las sienes definen un hueco a cada lado de la cara. Su mujer llora desconsoladamente a pocos metros. Y yo sigo en el umbral de la puerta mirando sus viejas manos.

No digo nada, no sé que decir, ni que hacer, permanezco inmóbil. No entiendo nada, si está muerto por qué no le cubren?, no prueban a reanimarle. Nadie de bata blanca o verde está en escena actuando. Por qué?...


-Vámonos- Me dice ella desde dentro. Susurro lo siento antes de dar la espalda a todo aquello. Las preguntas queman mi cabeza.


Papa ha dicho que daba la sensación que respiraba. Busco la lógica. En los cadáveres queda energía y sale a fuera. Me quedo con la frase, parece que respira...



Suena el móvil.



-Ya voy para casa- la digo a ella. -Está muerto, pero papa dice que respiraba ligeramente-.


-No puede ser- ella me contesta. -Lo sé, le habrá parecido-. Ambas sentimos un escalofrío.



Al llegar a casa, necesito llamar a papa, no he cruzado palabra con él, sé que lo habrá entendido, la situación era muy fuerte. Necesito saber si está bien. Está en primera fila de todo y no es muy agradable tener a metro y medio alguien tieso. Me dice que su compañero de habitación está recuperado y se esta levantando.


-Que?- Joder que disgusto, no estaba muerto?. Pregunto perpleja.


- No, solo anestesiado, no nos lo habían dicho-. Me dice papa.


-Pero es que son imbéciles en el hospital?-. Al conocer la verdad, me salen algunos insultos más. La que se ha montado, caigo en la cuenta de lo ocurrido, por eso las batas blancas pasaban, de entrar y de molestarse lo más mínimo. Me cabreo, no entiendo la falta de sensibilidad y el gran error por la ausencia de una pequeña explicación.



El resto del día la sensación de angustia y malestar permaneció en mi cuerpo. Si llego a estar allí y se levanta el compañero de habitación de mí padre sin conocer la explicación, la que se muere es "la mua", vaya susto!!!

domingo, 12 de diciembre de 2010

La ciudad dormida



Da incluso miedo con el coche adentrarse en las calles a las horas donde el sol no las pinta con un rostro más amigable. Palpita una sensación de no querer seguir, pero sigo por llevarme la contraria a mí misma. Continuo mientras la música de la radio entona un poco el ambiente de tristeza y soledad que envuelve todo. El coche me protege es lo que quiero pensar, pero no puedo dejar de sentirme débil entre tanta calle dormida de gente. El silencio, ese que no sabe donde meterse cuando nace el día y su atronador bullicio. Lo tengo tan cerca al matar el rugir del motor. Giro la llave, y ahí esta todo en sigilo y quietud. Los latidos en el pecho rompen con golpes inquietantes al mutismo de los 4 puntos cardinales de mí cuerpo. El ambiente del cielo lo cubre todo, y sus aves de la noche, no se ven, pero sus ojos siguen al solitario de las sombras por donde va y se siente su presencia cerca.


Las farolas alumbran poco y dejan esquinas perdidas de luz y de calor ficticio. Todo esta iluminado de carteles que solo son leídos por los sonámbulos de la noche. Cambia la ciudad encendida, y los miedos van recorriendo un camino por delante llevándote ventaja. Me pierdo hasta por el recorrido que mis pasos han tallado tantas veces. Y dejo de pensar, y empiezo a sentir los olores que van resurgiendo por donde paso. El alcohol vomitado de no hace mucho tiempo y el fuerte olor que emana del alcantarillado. Prefiero huir y penetrar por ese ligero aroma de verdor que nace al cruzar el parque.


Los anuncios sin voz destellan un nombre y empapelan la nueva imagen de los portales, dándoles un aspecto de nocturnidad despierta. Hasta los pasos se oyen diferentes, un sonido "atubado" y perdido. La respiración se vuelve precavida y su vaho va cargando con brillante música al viento. Podría mirar hacia atrás, pero no dejo nada que quiera volver a recoger. Ni siquiera dudo, porque sé que el miedo está en cualquier lugar. Con cada paso rápido lo voy abandonando de una forma costosa.


La lluvia ha convertido todo en perfecta pulcritud, al despertar en mitad de la nada, surge esa necesidad de buscar el origen de las cosas entre sus calles más peligrosas. Al tocar mis pies el suelo siento el contacto luna tierra. El magnetismo que se cuela dentro de mí. Sé que no debería desmarcarme del camino hacia un único objetivo. Encontrar el reflejo de la calma que a veces se asusta de la noche. Cada paso, se vuelve más temerario, más imprudente y hasta excitante. Contemplar como la noche abriga con su negrura a la ciudad, y se vuelve más atractiva para hacer el mal. Casi es algo que se pide. Pero también huelo en el ambiente esa influencia que es muy atrayente de paz y reflexión.


El frío paraliza las ideas a veces, pero no es tan fuerte como para dejarlas en el olvido. Lo monocromático de los reflejos en los escaparates recuerdan que hay que dar color a la ciudad, aunque esté dormida. Los semáforos se hacen dueños de cada código, y ya no se ven con la obligación de mantener un serie de repeticiones absurdas y buscan la estampida de cambios al gusto y simpáticos. Se domina un poco todo menos la fragilidad, y se tiene todo al alcance de poder tocarlo, romperlo y destruir de forma demoníaca. A la vez fluye la serenidad, el orden...


Los colores tibios y tranquilos, se acercan para reducir la parte bestial de dentro del enfado. Todo depende de como sople el color de la brisa. Prefiero subir al coche y dejar todo pintado en un cuadro de imperfecta belleza, donde la noche colgó con la cara dormida de la ciudad.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Paseo por las nubes



Parto deslizándome entre la calima, y me llevo la debilidad de mi cuerpo hacia el río, el cual acaricia en su paso a la piedra fría y la deja totalmente empapada de historias en su recorrido. Me pierdo de camino hacia ese valle donde cada nube se sienta en la ladera y respira un poco de lejanía. Ahora al apoyar mi frente en el cristal calado, puedo palpar ese frío que se adentra en este pequeño espacio, el gélido invierno se queda entumecido. Se encoge la ciudad, y sus ciudadanos. Tirita el armazón de cemento, le toca aguantar la tirada de escarcha en el suelo, y con un esfuerzo tenebroso deja cada sentimiento perdido en lo más profundo. El hielo resbala sudor cuando ya no se siente acogido por la terrible tempestad invernal, y se despide ese blanco pálido y acuoso al llegar el medio día.


Anoche pude comprobar extasiada como un puñado de estrellas se metió en las curvas del mar insípido de mis fantasías. Su brillante luz me cegaba los sueños de ese confuso espejismo, y empecé a teñir cada una de las ideas melancólicas de color turquesa. El vaho de mi boca convirtió al cielo estrellado, en una noche cubierta de un telón de saliva tibia. Recostada en los cristales de nieve en lo alto, iba atravesando junto a cada rayo de luz la espesura de su color ceniza, las gotas de agua dejaron limpia de rastros tristes la cara.


Que emocionante era ese naranja difuso que se perdía en el fondo de cada rincón del firmamento!!!. Los pedazos más traviesos, se escapaban para quedarse en las cabezas metálicas de cada farola, dando un color cítrico a la arteria de cada callejuela. Entre cortando la respiración se podía oír como se pasea por el óleo de la vida una canción de bienvenida, que sin quererlo mis labios susurraban a la luna. Era tarde y sentí de nuevo las ganas de saber como se desintegra una estrella y pasa de un barrio a otro para morir.


Sentí el deseo de salir planeando de tras, pero me quede quieta y las deje marchar en libertad. Que gritos daba la lluvia, y que gritos daba la incompleta noche en la calle. No dejaba de llamar mi atención cada pequeño movimiento de fuera y cada estrella de la irrealidad colisionaba contra el vidriado, encendiendo una sonrisa de claridad. Allí era donde se apoyaban mis cansados ojos. Se respiraba cada vida que llegaba, el verdinegro dibujado en la comisura de la noche. Olía a hierba fresca duchada. La belleza de un mundo húmedo me contemplaba desde fuera y acariciaba los ánimos. Pude percibir como nacía de dentro de la tierra el aroma de esperanza, inundaba las nuevas ganas de salir a chapotear con el cielo, y a reír con cada pequeña ilusión que afloraba.