El objetivo de la cámara

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lunes, 23 de enero de 2012

Enamorada hasta los huesos




La primera vez que te vi, mi carne temblaba y el cuerpo germinaba hacia la luz,
estremeciéndose la nuca, y la respiración atosigaba al pecho… cada susurro
tocaba una nota diferente y electrizante, y entre los latigazos de los árboles en el
aire, la voz se escondía entre las sombras.

La piel no dejaba de estar de gallina, y mis ojos temían deslumbrar al almendro
que floreció en primavera hace unos días…

Sigo envidiando al agua, siempre llega de improviso con su acuosa piel. Como cada año empapa tu cuerpo sin negarla ni una sola vez su paso.

¿Cómo ha llegado a ser dueña de ti la lluvia? No puedo negar que no abrí puertas en el aire con la mente y el miedo las cerraba hacía el suelo.

La primera vez que te vi yo allí temblando, febril y empapada y sin ganas de
abandonar a los charcos, emborronando las flores…, metida en un pequeño cuerpo,
callada, y quieta. Nada parece real, nada sabia a verdad, a quererse marchar.
A quererte olvidar. A no desear un arcos iris de sol sobre el aire...

El estomago se ha vuelto caníbal pero sin hambre… y las fuerzas se reenganchan para no caer en los abismos de la soledad…

¿Cuánta distancia son dos pasos cuando me desgarran las ansias? ¿Cuánto amor nace entre gotas y el aire?. ¿Cuánto tiempo el silencio puede pender de un hilo y no desilusionarse…?

Ni siquiera se que decir!!, ni siquiera se que hacer…!!, pero sigo mojada entre charcos… mirando, callada, esperando que caiga tu voz sobre mi, y poder ya secarme.

sábado, 14 de enero de 2012

A solas




Ni la negrura de una cortina, ni
el vapor de un tren en marcha me deja dormir en mi cama a estas horas. Ni
siquiera el reflejo del espejo, su silencio, y los recuerdos se asomaran tras
la ventana con sus muecas.

Ni un adiós enmascarado sin
inicio y sin final… y su redoble de tambor despertaran de su invernacion a Morfeo. Y
sola espero… a que la cama no grite como el metal castigado.

Calla calla!, el jardín pierde su
silencio, no sabe que ya mi sueño dejará de ser un sueño para poder de nuevo irse
con la luna a encender sus vengalas.

Y ahora que no se como llamarme,
que no tengo luz de luna, que he quedado a solas con la almohada. Entre la
sombras se aparta el cansancio. Entre las sombras viajo hacia un mundo mendigo
que va cerrando sus puertas. Y abriendo sus ventanas.