¿De cuantas formas puede abrazar un mendigo? ¿Y la tierra estremecerse al sujetarle entre sus brazos? ..., de tantas formas como seres vivos caminan en este mundo con y sin zapatos. Se necesita robar esa mirada que mancha ese universo plomizo y lleno de invisibilidad. Aun alejándole a mil kilómetros de distancia y con gestos de vacío, se le escucha en medio de la nada. Yace en el descuidado abandono. Y él talla en las sucias calles sus palabras con la riqueza de sus sentimientos. Reclama una sonrisa lanzada gratis al viento. Muchas se pierden y dan asco, desconfianza y miedo... No encuentra compañía entre los cartones, y se deja acariciar en la noche, cuando solo despiertan los gatos pardos. Apetece dar un trozo de alma al apagón de la suerte, para que las velas encendidas se venguen y aviven algo que se aprecia. Y aparezca él entre las mariposas que sobrevuelan en las llamas.
¿Puede un caballero sin reloj dejarse de ver inglés al encontrarse tirado en la calle?. Sólo le queda empezar a caminar de manera despistada en una eterna cuidad de calles sin control. Va multiplicando el vicio, y restando a los amigos que han sumado otros intereses. Coge carrerilla para redoblar las ganas de salir a cerrar el mundo de un portazo, con su carrito de súper acuestas. Sentado en el suelo mira las veletas en los tejados con fondo añil, y recuerda el vuelo a la patacota de las aves. Libres por el viento se dejan espantar en giros absurdos de incansable mareo.
Y en la sombra de un árbol que no crece, se desvanece en el suelo a la espera de que alguna rama sostenga las ilusiones perdidas y cubra su espantoso mundo de cristales rotos y "adioses" a la vida.
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