El objetivo de la cámara

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domingo, 15 de agosto de 2010

Carta en el silencio






Aquí me encuentro sentada como otras noches en mi silla de metacrilato naranja despidiendo los últimos minutos, hasta que llegue la fecha del día en que nací, ya hace…, no importa la edad, voy cumpliendo y eso es lo que cuenta. Podría hacer un balance y buscar la comparación del año anterior, pero seria trágico echar la vista atrás, incluso masoquista para mi corazón, pero los meses en ocasiones me han hecho cobarde escondiéndome y no enfrentándome a los recuerdos, pero también valiente perdonándome.


Después de pasar tantas cosas malas, cosas que pude y no pude controlar, ahora lo sé, y sé como los errores me han martirizado, pero más bien he martirizado a las sensaciones, por querer borrarlo todo de la mente de un plumazo, llegando a culparme de la realidad de los acontecimientos. He podido entender como la inocencia controla a la falta de experiencia, y a veces duele el amor maltratado y las heridas cicatrizadas, pueden abrirse y cerrarse mil veces, y en cada ocasión su dolor hace gritar a las perturbaciones del infierno interior. Pero ya su aullido es menos denso, y es agradable oírlas en la lejanía. El sonido ensordece las ganas de vivir muchas cosas, que antes emocionaban al corazón y a cada punto cardinal de mis ansias de saber todo, y controlar todo.


Sin perder ni un momento el norte del camino sigo con deseos de seguir luchando y de salir adelante en la vida, pero es diferente el prisma ahora, es más maduro y algo más meditado. Los pasos, no es que se han lentos hacia los objetivos, más bien, elijo mejor el objetivo y las ganas de llegar las conservo hasta el final, por no frustrar mis capacidades y ver como aparecen las decepciones por el camino. Es fantástico como cada vez voy siendo más yo, no el yo egocéntrico, si no la mujer que teclea en un PC lo que su corazón, y su mente la dictan. Las circunstancias han dejan huella en la mirada de está solitaria. Ya mi personaje “Eiru”, esté que suele escribir de todo de forma enmascarada por temor a ser juzgados los sentimientos es libre de poder desaparecer. Sonríe dejándome el camino despejado y sabiendo que en el fondo nunca ocupo un lugar importante, si no los momentos precisos para que a través de ella diera con la luz de las emociones intimas, siempre han tenido la necesidad de salir hacia afuera, y las reprimía por miedo a saber lo que realmente sentía.


La fragilidad se ha apoderado de mí en muchas ocasiones, hecho que contrarrestaba con seriedad y una profunda mirada que penetraba al que tenia en frente, sin dejar opción a acercarse su iris con el mío. Tal era la fragilidad de mi alma, que no deseaba tener la imagen de mujer débil y la rechazaba, me dolia ser vulnerable, ser así tan sumamente sensible. Y fui por eso endureciendo mi personalidad y haciendola introvertida, para proteger mi alma y mi corazón.


El miedo ha sido siempre un cruel compañero que no me ha dejado en ocasiones disfrutar ni decidir. Decidía él. Creo que ya a veces decido yo, y el miedo va temiéndome. La osadía refresca mi rostro a veces sin inmutar a mi vergüenza, y me agrada saber que puedo dar un paso sin correr 7 hacia atrás, pero sigo sintiendo miedo todavía y mucho. Ya no me importante tanto controlar mi mundo, y sacar lo mejor de mi a cada momento. Esa especie de responsabilidad absurda la he ido abandonando, y me he dado cuenta de que era un lastre demasiado estúpido de llevar a cuestas. Es muy difícil ser perfecta en tanta imperfección humana, nunca por más que una se esfuerce, nunca alcanza un estado de satisfacción pleno. Pero no sé, ahora lo perfecto llega sin esfuerzo, bajando el listón y dejando a un lado las ganas de ponerme zancadillas a mi misma. Será la edad que voy encontrando los equilibrios y los razonamientos lógicos?.


Después de mostrar un poco de mi, de lo más mío, mis pensamientos más secretos, mis miedos, mis anhelos, mostrar realmente la mujer que vive en mi, me siento rara, supongo que no es fácil salir a la luz, cuando mis ojos han mirado tanto tiempo dentro de la oscuridad. Confío en ir dando con personas que me miren sin sacar conclusiones erróneas y sepan enseñarme y pueda ofrecerles algo de mi corazón, que es lo único que todavía tiene rincones de pureza sin dañar, no muchos, pero alguno queda. Y triste es reconocer, que siempre las malas influencias, las malas vivencias..., provocan un cambio negativo en una misma, en su personalidad y se nota por desgracia al echar la vista a trás al pasado...

Es casi hablar de utopía, cuando se habla de sentimientos, amor, sueños, emociones..., suena cursi y fuera del mundo al que nos ha tocado encajar. Por eso habrá que seguir mostrado los dientes, la seriedad y los ojos penetrantes que cohíben a muchos en ocasiones, para evitar ser carretera de degenerados…



Pero "Eiru" sigue siendo parte de mí esecia, y me recuerda cada instante ser sensible con el mundo y la verdadera mujer que soy, con sus defectos y sus virtudes. Con más defectos que virtudes.

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