La compañera de la noche

Noche iluminada por la luna llena, circulo de belleza nocturna que va muriendo en cada crepúsculo, refleja en su atuendo de claros oscuros miradas de ojos tristes, sumiéndola en un calvario de agonía, va debilitando su explendor. Arropada en un manto de sueños fundidos, se encuentra bañada en melancolía. Contempla la ausencia de los amantes que prometían encarcelarla, libre de esas fantasías de amor que todas las noches la tocaba en una explosión de pasión jugar con ellos, sólo la queda observa fosilizada el apagamiento de la fe.

Busca reinventarse, rejuvenecer para brillar en un canto de sirena que atraiga hipnotizante el tiempo pasado que la envolvía en un ambiente de romanticismo, alaridos de anhelo, donde los sueños anidaban en sus cráteres en espera de regalar un deseo de vez en cuando al viento.

Traga desconcertada una mirada llena de lagrimas tibias de una victima del desanimo, del desamor, de la desventura, lagrimas que se agolpan pendulantes en las pestañas largas que no parece que tengan fin, llevadas por un camino curvoso, sin lograr llegar a la cima., caen rotas.

Rasgan el río que las condujo hasta allí con un llanto ennegrecido por el tinte del tormento, en décimas de segundo, saltan al vacío, se alejan de los ojos, se suicidan en busca de un rincón de acogida, golpeando el recibimiento de las mejillas en un abrazo de desesperación, sujetándose ligeramente, patinan por un recorrido aterciopelado del rostro de la joven, desconocedoras de tanta pena que las a tocado llevar, bañan de chapapote el mar salada que emana de sus pupilas encendidos por el llanto.

Enrojecidos y sin ganas de parar, vomitan perlas de escozor de insatisfacción, van perdiendo fuerza dejando un rastro de dolor húmedo, huellas que marcan el surjo para guiar a las siguientes en un constante cascada de ovaladas gotitas donde van saltando unas tras otras en un orden inquietante. Tallan pavor de una mala época, donde las pinceladas de maldad perforan las heridas del dolor.

Buscan un lugar cómodo para recuperarse de la aflicción. Algunas encuentran parada en la superficie de los labios que moldean en un racimo pequeño y sencillo de gotas, deformándose por las pequeñas bocanadas de sollozo que deja escapar la pesadumbre entre los dientes. Inocente llanto que has malogrado tu senda, retirándote más allá de la suavidad del rostro, perdiéndote en el suelo que te catapulta a un olvido, cada una de ellas reside en su interior un destino desconocedor.

Lucero que cegado por tanta desolación te revelas lanzando las ramas de consuelo, filtrando lo malo para donar la dulzura de tus hojas en una suave caricia que alcanza la fuerte mirada enmudecida por el cadavérico sentimiento de la joven, solicita deseos perdidos con su alma al descubierto, mostrando sus llagas. No se aleja de ti y cae tendida a tus pies pidiendo alivio y compañía.

Viejo satélite del solitario que susurras en sus noches frases tiernas acariciando sus penas, vertiendo un delirio a una mente que busca cobijo en tu cuerpo más cercano y conocido, porque no a muchos muestras tu cara lunar desconocida y apacible para calmar, aliviar las fatigas de un día desgarrador por la pena.

Reflejo de luz del rey sol muestras tu capacidad de superación, te repones mostrando un semblante de generosidad, no te deja indiferente el lloro, quedas más dañada por las lágrimas vertidas que por los impactos ocasionales de algún meteorito que intenta romper el embrujo que te envuelve con la vida terrenal.