El objetivo de la cámara

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martes, 14 de diciembre de 2010

Compañero de habitación


Suena el móvil mientras voy al volante…


-“No subas a la habitación, han llevado a su compañero y está muerto en la cama-“. Ella me lo cuenta nerviosa y afectada. ¿Cómo?, no jodas!, ya va el segundo que se muere a su lado.


-No subas, espera abajo, parece que no ha resistido la prueba, está muerto-. Me dice.


-No me sorprende, el no quería hacérsela. Era viejo y vaya prueba más dura-, le obligaron a firmar la hoja de autorización-…. Fui testigo de aquello el día anterior. Intento asimilar rápido lo escuchado. También estoy afectada....


-Se lo han cargado!- me dice ella, y cuelga. … apago la radio... Silencio. Y más silencio... Sigo conduciendo de camino al hospital. He salido de trabajar y es la hora de comer, las ganas se cortan de cuajo. Y la mente se retuerce por el camino. Suena de nuevo el móvil… Paro el coche, en seco.


-Dime-, contesto muy rápido.


-Estoy muy nerviosa sube estoy en la sala de espera, sube por favor- La voz está agarrada por el disgusto. Ufff!!. Vacilo que hacer, muerte…, caras triste…, y frío en el cuerpo.... Ganas no hay de subir. Pero me lo pide ella. Y no hay más que dejar el pensamiento fuera para no detenerse. Mientras espero el ascensor para subir a la 8ª planta medito. Que decir, que hacer y como aguantar las emociones. En cada piso pienso mucho, no lo puedo evitar, y me ahoga un poco la situación. Joder me toca ver al muerto! Pensaba que iba a ser un día tranquilo. En los últimos pisos, siento tristeza y pena. Me pongo en el lugar del sufrimiento.


Tengo el estomago revuelto. Allí estaba ella sentada y mirando al suelo, su cara cambio al verme, siente un poco de alivio cuando la beso y la abrazo. Pregunto: “ está muerto?, donde le tienen, se le han cargado?, quien hay en la habitación?..., quería saber todo y no saber nada.


-Lo han traído y dejado encima de la cama, no se mueve. Si, está muerto. Y su mujer está llorando y golpeándole en la cara para resucitarle,-. Trago saliva corrosiva, y suelto un taco fuerte. No estamos nada más que nosotras en la sala. Ella está temblando, sus ojos están impresionados y desfigurados cada uno de sus gestos. Su reflejo y su ánimo son absorbidos por mí. Me pide que la acompañe a la habitación.


-Vamos a ver a papa esta en la cama, el muerto está con él. ay madre, va a ser que si voy a tener que ver al muerto!. No soy capaz de decirla que no. Pero no quiero. Es una putad… pero ella me lo pide y accedo. Echo un poco de locura a cada paso. Estoy tensa y busco el rol de dura. Me asomo despacio. Con dos segundos tengo más que suficiente para llevarme en la retina el conjunto de todo.


Mi padre en la cama del fondo, mirándome fijamente y yo en la puerta, quieta. No puedo ni atravesarla, es como si no quisiera entra. Pero desde fuera se ve todo. Él esta encima de la cama, no tiene una sabana colocada cubriéndole la cara, lleva puesto su bata de rayas marrones. Esta tan rígido!. El cuerpo es extremadamente esquelético y yace tranquilo, sus brazos caen a ambos lados de su cuerpo, como si durmiera. Los ojos están hundidos y pegados, lo peor es su espeluznante gesto con la boca, la tiene abierta y sin dientes, no lleva la dentadura postiza.. Los pómulos sobresalen marcando la forma calavérica. Las sienes definen un hueco a cada lado de la cara. Su mujer llora desconsoladamente a pocos metros. Y yo sigo en el umbral de la puerta mirando sus viejas manos.

No digo nada, no sé que decir, ni que hacer, permanezco inmóbil. No entiendo nada, si está muerto por qué no le cubren?, no prueban a reanimarle. Nadie de bata blanca o verde está en escena actuando. Por qué?...


-Vámonos- Me dice ella desde dentro. Susurro lo siento antes de dar la espalda a todo aquello. Las preguntas queman mi cabeza.


Papa ha dicho que daba la sensación que respiraba. Busco la lógica. En los cadáveres queda energía y sale a fuera. Me quedo con la frase, parece que respira...



Suena el móvil.



-Ya voy para casa- la digo a ella. -Está muerto, pero papa dice que respiraba ligeramente-.


-No puede ser- ella me contesta. -Lo sé, le habrá parecido-. Ambas sentimos un escalofrío.



Al llegar a casa, necesito llamar a papa, no he cruzado palabra con él, sé que lo habrá entendido, la situación era muy fuerte. Necesito saber si está bien. Está en primera fila de todo y no es muy agradable tener a metro y medio alguien tieso. Me dice que su compañero de habitación está recuperado y se esta levantando.


-Que?- Joder que disgusto, no estaba muerto?. Pregunto perpleja.


- No, solo anestesiado, no nos lo habían dicho-. Me dice papa.


-Pero es que son imbéciles en el hospital?-. Al conocer la verdad, me salen algunos insultos más. La que se ha montado, caigo en la cuenta de lo ocurrido, por eso las batas blancas pasaban, de entrar y de molestarse lo más mínimo. Me cabreo, no entiendo la falta de sensibilidad y el gran error por la ausencia de una pequeña explicación.



El resto del día la sensación de angustia y malestar permaneció en mi cuerpo. Si llego a estar allí y se levanta el compañero de habitación de mí padre sin conocer la explicación, la que se muere es "la mua", vaya susto!!!

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