El objetivo de la cámara

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lunes, 5 de julio de 2010

El rocio de las estrellas fugaces en la mañana


Nos presento la compatibilidad de nuestra inocencia, bañada del mismo grupo sanguíneo, la necesidad de un fuerte sueño, lanzado en la sombra de las estrellas fugaces, fuimos elegidas, entregándome el testigo del filtro de vida que donaste en la apresurada despedida de este universo. Dejándolo a buen recaudo, a mi recaudo, la clara luz de un sueño que se materializa con la suave bondad de la niñez.

Como ángel de la suerte, portabas la riqueza que engrandece un mundo empequeñecido por la imperfección de un tropiezo de la salud, un ser dotado del poder de liberar a otro, de su secuestrados ánimos, coraje que flojea, en esa caída constante de vivir con una problemática, sin la solucionadora donación del guardián de los sueños.

Los estados del mundo, sorprenden acercándose todos los días, donantes de algo mágico, dando un sabor a fe y a esperanza, por mejorar cada momento de subsistencia, haciendo que se produzca un cambio. El elegido deja algo valioso, y se lleva la herida de un sufridor, con ambiente impregnado de gratitud inexplicable. Fluye un sabor agridulce por lo sucedido... un sabor que intensifica la luz y el color de la vida... de la nueva oportunidad de vida.

Colocada en el lugar, para cumplir el papel de su destino, cargando con la especial responsabilidad de venir a la vida, y después de dejarla. Muestra un claro despliegue de esencia seductora en cada porción de su cuerpo, que regala de forma desmesurada.

Nadie sabe como las circunstancias, ponen en la situación de prestar algo vital, algo inmensamente grande, algo que conlleva un sello tan valioso. Como un ser humano da a otro, algo suyo, sin pedir nada ha cambio, ni las palabras pueden devolver la belleza desmedida del acto… después de dejar el mundo que le vio nacer, prometiéndole enseñárselo con calma. Le fue mostrado rápido, sin decir nada, dejaste de ti, una señal en nosotros, una huella de la esencia de tu ser, que vive dentro de mi y cada día me recuerda el don recibido.

De tal forma naciste y moriste dejando la simiente multiplicadora de existencia, a seres desconocidos, pero unidos por tu golpe de fatalidad. Quedando la fortuna en manos de una soñadora, que pidió a luz de la luna un cambio de su camino. Desconocedora ambas de lo que nos iba a pasar, seguías amando la vida, aunque escogida por el infortunio de un destino sin vuelta atrás. El cruel sino ocultaba bajo su mirada de estabilidad penetrante, sanar el desconsuelo de las peticiones de la noche, apagando una luz, y encendiendo varias.

Hambrienta por poseer la oportunidad de respirar nuevamente dentro y disfrutar de sentirnos vivas juntas y empezar a descubrir el mundo a través de mis ojos. Serenas las ganas de futuro, y haces brotar un anhelo, por saber más de lo que hay detrás.

Llegaste en el mejor momento, en el que la desmotivada visión de vida solo mira a las estrellas, para hacerse preguntas sin encontrar respuestas de alivio, donde la calma era débil, y donde la desazón aprieta a la esperanza, con rotundidad. Era de esas noches donde los solitarios hacen guardia de sus sueños, para verlos cumplir y llegar a su destino.

De esas noches que el silencio, la oscuridad, y el reflejo de los pensamientos condicional el movimiento cósmico de los planetas, para que la energía de los deseos venga hacia el que sonríe con labios triste. Un pequeño corazón latiendo ideales de mejorar y sacar fuerzas donde no alberga, ni las ganas de morir por un minuto, aunque la dichosa enfermedad intente cobijarse en el cuerpo, para callarlo poco a poco.

Con la respiración entrecortada y el brillo desgastado del mundo interior, donde el silencio aterrado, vigila al dolor, un mundo de horribles momentos, donde se sigue pidiendo creer que ultimo aliento de la larga noche, hará despertar a la mañana con un menos tortuoso día.

Enfrentada a una dura cara casi de diario, dejo moribundo la sensación de vivir, viviendo a medias, y cargada de incierto porvenir de destrucción, el dolor vocea en cada amanecer, cuando hay que enfrentarse a la dura realidad de la fragilidad humana.

Miro cegada los destellos de promesas cumplidas, coge empuje la creencia divina, al mirar el atardecer por la ventana, los deseos lanzados a borbotones vuelven con el goce de la brisa. El corazón bombea fresco, latiendo en un latir frenetico y cubriendo con el rocio de ilusiones el nuevo día y los siguiente por venir.

Abrazo cada amanecer que me acompañas, cada respiración que baña mis pulmones, cada gesto de vida que hay dentro de nosotros, cada detalle, que me recuerda, porque la luz vino hacia mí, estando tantas veces en la oscura desesperación.

La sonrisa no se curva hacia la pena, la luz sobresale por cada uno de los recovecos de felicidad de mis poros. No estoy sola, porque mi vida ahora tiene dos esencias la tuya y la mía.

Gracias por estar dentro de mi y seguir con ganas de vivir nuestra vida...

1 comentario:

  1. He querido recordar a Rocio la persona que hace poco más de 20 años, se apago su luz, encendiendo la de muchas otras personas con su donación.
    En una noche de estrellas, pedi un cambio en mi vida y al día siguiente la respuesta llego. Agridulce, pero llego dándome una nueva oportunidad de seguir junto a ella la vida. Gracias

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