Corriendo contra mi misma

Corro hacia donde mi cuerpo muestra el camino, corro hacia donde la sombra de la brisa me lleva, busco localizar la energía excitada que fluye por las venas, va quemándose, brota el calor, entra el lamido del quemazón por todo el cuerpo, siento la alocada respiración agitada, los cruces de sueños, se escapan en cada suspiro, corro detrás de los enemigos, para adelantarlos a sus próximos hechos, corro sedienta de agua de verdades, seca la garganta del duro día. Trago saliva… no consigo empapar la acartonada sensación de la boca.

Corro, repleta de cambiantes subidas de ritmo, para acomodar la fuerte carrera. Llegar es la kimera, busco llegar y decidir, seguir por delante de la huida, dejando marcados los deseos propios.

Dejo detrás los relámpagos de sueños cumplidos, en su carrera electrizante por el cielo, demuestran que son menos veloces, y dibujan su final. Ahora aterrada de no encontrar cobijo para soñar con otros nuevos, aumento la velocidad, aunque queme la máquina, echo a volar, vuelo…, y muy alto, empujada por la rabia, ya no corro, no siento los pies, se han quedado atrás, sigo sin saber, si voy a aguantar, hasta donde llegan mis ojos, me asusta pensar, que a pocos metros seré derrotada, siento la huella, de los que esperan verme llegar.

Sufro no poder dar todo, por perderme en los miedos, olvidando el camino, sufro de ver las mismas zancadas que lesionan los músculos. Se quejan calambreando la carne, lanzando los latigazos que se resisten a aguantar feroces, no salirse con la suya. Y rendir mi carrera al derrotismo, no pueden pararme, no deben, no quiero parar. Los ensordezco, sigo corriendo hasta, donde llega un ligero vistazo de la nada

Quiero llegar más allá de la nada, perderme en el todo y seguir corriendo, para descubrir, lo brillante del esfuerzo.

Quiero ver si alguien ha llegado, sentirlo, correr para vivirla nada, el todo, y brillar. Voy volando, sigo, con prisa para no dejar pensar al desanimo, siento como el calor me envuelve, me acompaña, y deja en mi la huella húmeda de los temores en la ropa.

Suenan los latidos a ritmo de ánimo, me aturden, en una borrachera que asfixia la respiración, noto el ahogo, me gusta sentirlo, pero sigo, quiero dar más de mi sin dejar de dar menos de los que pude dar .

El camino empedrado de la conciencia y los errores golpea la línea recta y caigo al suelo…

La herida recuerda la mortalidad de la piel, al rozar con el asfalto, el dolor suplica frenar ante la loca obcecación de llegar, se revientan las sensaciones. El desequilibrado cuerpo caído en el suelo, deja pensar a la mente bloqueada unos segundos, levanto el vuelo, corro más fuerte y con más ganas, no quiero que me adelanten los temores que deje atrás, aunque herida, sigo con vértigo de no razonar, ante el fantasma que me atormenta, se vuelven extraña las preguntas.

¿A que le tengo miedo?, ¿Por qué esa necesidad imperiosa de correr? Me hago diminuto ante la atrocidad del recorrido?. Estoy lesionada por correr, contraria a las decisiones de la mente ?

Sólo corro y no pienso… corro a contrarreloj, no me queda tiempo que perder, ni regalar, queda tiempo de llegar, de correr por saber si es verdad que no voy a parar hasta el último aliento.

Salpico la luz tenue del día con mi traspiración, la piel llueve sudor, derramo lo que desprecio, lo que me hace daño, lo que ignoro y me duele, corro moviendo cada árbol de la vida, cada rama de la ilusión que ha ido deshojando los lesionados sueños.

Corro a buscar la fatiga, para llegara al descanso, corro a buscar lo que va más deprisa, y dejo lo que me hace ir más despacio...

El subconsciente, hace que entre sueños emprenda la carrera contra mi misma... despierto bruscamente, y vuelvo a la realidad de mi habitación, empapada en sudor...