Llama que no amansa su furia, cuando ama quemando los bosques, arrasando la esperanza silvestre, crepúsculo muerto que nace dejando al día y muere al alejar el amor cuando es destrozado. Risa inquieta que navega en los ríos de sequía romántica. Y dardos de hielo que matan las riñas de amores pasados
Cielo de estrellas oscuras, azules y de galleta. Bailan en circulos y piden pasar hacia dentro, como acordeones con ritmo alegre hacia las tibias ramas de los árboles.
Pupilas mojadas de fuentes ya secas, charcos sin brillo y esquinas cuadradas cubiertas de mentiras y curiosos.
Aire sin risa, pálido y en definitiva salvaje. Desperdicia las palabras llevándoselas lejos y caen en el olvido, aunque algunas rebotan en lo negro de lo oculto y menguan en lo blanco del los ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario