Perder la pista

Debería dejar a un lado a ese animal inyectado de olvidado instinto, y llegar temprano antes de que esos sueños difusos de noche, no sepan llamar mi atención. Debería dejar a un lado apartada la mirada de todo, dejar a un lado apartada la mirada de lo escarpado y seguir como vine, descalza.

No tendría que pensar nunca en los secretos que se encogen de hombros y se van condenando a muerte, justo donde cae agotada la noche. Donde nace el paso siguiente. Pero no cesa de venir en espiral el si fuera... Puede olor a flores blancas de cutis mermado, y a hojas inventadas. Puede oler a resquicio de luz del que se echa de menos…

Aqui en medio otra vez como un animal de jardines ya yermos y fuentes con agua que chulea el susurro y el viento vacía. Qué lejos, es ser de aquí!, qué lejos no sentir que llege la primera!.

Mi animal de justas e injustas, de quietas e inquietas mentiras con pocas palabras se delata.

¿Puede el gris que fragua la calma aclaralo todo, y curtir está cueva con algunas promesas?. Ese cielo sin luna a oscuras me engaña, ese cielo sin luna emborrona al torrefacto sabor a insomnio.

Aun sobrevive el animal desbordado y desnudo, temeroso en las calles cortadas. Calles de farolas partidas a patadas, calles de besos tirados por el suelo, calles de cristales que han sido profanados y llenos de imagenes...

Animal de segunda piel... que vibra dentro de la primera.