El objetivo de la cámara

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lunes, 16 de mayo de 2011

CEMENTO, ARENA, AGUA Y MUCHA VOLUNTAD


Estoy sentado en medio de la calle y podría ser un día perfecto. Estoy sentado en una silla de ruedas esperando a que alguien me ayude, porque parece que siempre alguien tiene que ayudarnos. Debo tener la palabra escrita en la cara “¡torpe en ruedas, AYUDAME!”. Todos miran de reojo y algunos con descaro, pero nadie me ayuda. No está tan lejos cada escalón el uno del otro. Me pondría de pie para subirlos y bajarlos, pero no quiero ofender a mi médico que me dijo que tenía las vértebras destrozadas. Cada vez que pasa una persona por mi lado le miro sus piernas y me las coloco a las mías. Ya me da igual que sean de un hombre o de mujer y me imagino que subo hacia arriba con ellas puestas. Tengo la sensación de que estando aquí, es muy importante tenerlas, me hacen sentirme inferior estar parado, sin poder conseguir pasar esta puñetera puerta oxidada con un montón de escalones delante.

Alguien se acerca y me pregunta que si me ayuda. Le respondo que con un poco de cemento, arena y agua podría crear una montaña para escalar y dejar las cosas a mi altura. Se ríe, cree que estoy de guasa. Mi amino va por días y según van las cosas…. Pero es verdad que necesito cemento, agua y arena, porque como no lo haga yo, nadie lo va a hacer por mí. Voy a tener que aprender a crear entradas a todas las puertas. Por lo menos empezar a creer que puedo y quiero entrar a cualquier lugar, me auto convenzo de que no me apetece entrar y no necesito entrar y no es así. Y esa sensación se la contagio a mis amigos que siempre están pensando quedar a tomar algo conmigo y en algún sitio adaptado para evitar dejarme fuera. Veo su frustración a veces en su cara cuando pasa estas cosas al ir con ellos. Todos decimos “Vamos a otro sitio que este no nos gusta”. No sabemos si nos gusta, o no, lo que sabemos es que nos separan forzosamente teniendo que estar unos adentro y otros afuera. Me jode, y mucho!!, pero sigo en mi empeño de cambiar algo las cosas. Todos queremos entrar, porque no lo ponen accesible para qué pase la vecina de enfrente si va con su carrito de paseo… esto me pasa a veces y siempre recaigo en el mismo enfado y en no parar en mi empeño. Podría desear que todo el mundo sintiera durante 24 h. lo que es vivir en una silla y ponerse en mi lugar, a lo mejor entendería un poco lo que pido. Algunos ni con esas aprenderían.

Llevo 30 años en esta ciudad y hay sitios que parecen que están en otro planeta y necesito un pasaporte especial para poder pasar, escaleras y más escaleras, no soy paralímpico, ni salto mini vayas, ni esquivo cráteres. Cada peldaño es una parte de frustración que cargo en está silla. Me gustaría hablar con quien lo dibujo. Seguro que estudió mucho sobre proyecto y su linealidad y todo eso, pero no entiendo en qué momento nos dejo de lado, y también hablaría con el tipo quién amaso el cemento y lo coloco en forma de escalones. Y les llamaría a los dos para que ellos me ayudaran llevándome en volandas hacia arriba con mi silla eléctrica, y verían que es más fácil que yo solito llegue y no tener que aguantar mi peso y lo pesada que es la silla. Algún día espero descubrir que es ir a un sitio y no tener que ir pidiendo las cosas.

Estoy enfadado y contesto mal a la gente a veces, luego me arrepiento, pero no entienden que cuando pido algo, no es solo para mí y un mero capricho. Estoy dando mi peor imagen, el tiempo avanza despacio y es un dramón ir de un sitio a otro sin acabar la meta. Además que van quedando las fuerzas y el ánimo por los suelos. No sé por qué ellos me colocan en el mismo camino de inicio y no me permiten terminar?. Estoy harto de hacer las cosas por teléfono y que me digan “acérquese hasta aquí”. “Sí, claro es un sito accesible”. La desilusión llega después de una rampa y más y más escaleras… Es un día de una larga amistad con la ciudad y sus barreras, enemistad diría yo. Hoy no puedo saber que hay en ese bar, ni en esa otra tienda. Están vacías de clientes ambos y yo en la calle queriendo entrar y ellos queriendo vender. Venden poco se les olvido venderme el paso libre a su local. ¡Ellos se lo pierden!. Continuo enfadado y me hacen perder mi tiempo. Cambiarán algún día, sé que cambiaran en eso estamos…

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