El objetivo de la cámara

BLOG FOTOGRÁFICO: El objetivo de la cámara enlace: http://eiruceiram2.blogspot.com/

lunes, 3 de octubre de 2011

El sofá


Ni si quiera sé donde llegaran estas palabras… Siempre dedico un rato para sentarme junto a mi madre, creo que se lo debo y es algo que ahora puedo hacer y me aterra el día que sólo quede en mi recuerdo ese momento.

Casi todo el día me pasó escuchando los problemas de otros y cuando llego a casa… Me sobran historias de gente que casi no conozco, y las fuerzas me fallan, pero toda esa gente me deja su vida en las manos. Y me siento responsable de poder hacer algo, aunque sea solo escucharles y animarles un poco.

Por la tarde cuando llevo a casa me pide mi madre que me siente con ella en el sofá. Está llena de ganas de contarme su día y sus cosas. Su día de ama de casa. Y yo siempre con escasas ganas de escuchar a nadie. A veces me siento culpable de no sentir interés, porque realmente lo que cuenta es algo sencillo, y solo busca contárselo a alguien y compartir un rato juntas. Pienso en eso muchas veces y me esfuerzo incluso cuando mi día ha sido agotador y terrible. Nunca hablo con ella de mis problemas. He creado ese rol de mujer dura y ella cree que lo soy. Supongo que alguien tiene que serlo en está familia. Mi dolor queda solo para mí y a ratos expuesto en esté risorio blog. Siempre viviendo en silencio, es algo que llevo haciéndolo toda la vida. Ahora me es complicado sentarme a pedirla un consejo. Una madre es siempre una madre y de alguna manera siempre sabe hacerme llegar un ánimo o una pequeña idea coherente. No se atreve a preguntarme que me pasa a veces, pero en sus ojos lo noto. Entra mil veces a mi habitación, me ofrece chucherías…. Y me pregunta que tal mi día. Mi respuesta siempre es bien, bien mama…

Mi madre ha sido la persona más importante en este recorrido que llevo andado, la admiro profundamente, porque ha entregado toda su vida a nosotros y jamás ha pedido nada a cambio. Ni lo va a pedir. He metido mil veces la pata y siempre me ha perdonado y ha estado ahí para levantarme del suelo. Y luego darme una charla de 3h, uff!!!. Qué bien sabe poner los puntos sobre las ies!!!…

Ha estas alturas los baches y momentos duros que hemos compartidos ha fortalecido mi carácter y nuestra unión, y mi respeto hacía ella. Porque es muy jodido ser madre de una persona con discapacidad. Ella es tan creyente, que sino existe Dios, debería ser creado sólo para que lleve razón, y no caigan en saco roto tantos momentos de dialogo en silencio con él. Mucha fe nos ha inculcado en los malos momentos y de alguna manera es nuestra tabla de salvación...

Cuantas conversaciones e historias nos ha ido dejando a sus hijos en todas nuestras etapas, y ahí están en nuestro recuerdo sus lecciones de infancia, de adolescencia y de... Ella sigue enseñándonos cosas... Y aunque parezca increíble hasta hace una semana no me he dado cuenta de quien era realmente mi madre. Creo que un hijo no ve cosas, cuando no quiere verlas. Parece que una madre siempre tiene que tener todas las respuestas, ser fuerte y no temer a nada.

Como iba diciendo, hace unos días me senté con mi madre, estaba mirando el álbum de fotos de cuando eras pequeño, y todos mucho más guapos que ahora. Al ojear las fotos nos mirábamos la una a la otra con melancolía. Sus ojos me decían, “no puede parar el tiempo, no pude”…

En sus manos sostenía un puñado de postales y cartas viejas. Todo aquello con forma de pasado era nuevo para mí. No sé, pero no conocía todo aquello que me empezó a mostrar. Eran las cartas que mando a mi padre y las postales que envió a mis abuelos cuando mis padres vivían en la otra punta del país. Digamos que se movieron por muchos sitios, 38 casas diferentes ha estado mi madre. 18 momentos ha tenido para reinventarse y comenzar de nuevo. Todas escritas de su puño y letra, llenas de sentimiento, sufrimiento y mucha sinceridad. No como ahora que los mail no tiene sentido de la expresión, ni olor, ni se pueden sujetar entre las manos…

Esa madre fuerte, sin grietas y perfecta perdía fuerza al leer todo aquello. Siempre hablaba en ellas de nosotros, de sus preocupaciones, del futuro…. No es que no supiera que mi madre no fuera puro sentimiento, una romántica y soñadora como yo. Todo aquello escrito dejaba abierto su corazón de par en par... Tantas sensaciones brotaban allí. Fuera, sentadas en el sofá las dos estábamos apoyadas la una sobre la otra. El tiempo se paró para nosotras y sus cartas entre los dedos, y retumbaban las palabras según las leía en mi mente, me trasportaban a su vulnerabilidad. Es una mujer fuerte y que ha sabido aprender de los golpes y sobre todo ha sabido valorar su mayor bien, sus hijos.

Gracias mami por dejarme explorar por tú pasado, sentir tus pensamientos y saber que siempre junto al sofá tendré a alguien esperándome para charlar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario