Sin escape

Qué bonito era llorar cuando un globo era robado por el viento, y el cielo se volvía su nuevo dueño!. Qué bonito cuando lloraba y llegaba un beso de consuelo al dar un traspiés!. Qué bonito era cuando las lagrimas de la risa se secaban al echar a correr y nada parecía peligroso a nuestra espalda!. Echo de menos llorar porque se acababa el verano, o porque llueva el dia que estrenaba zapatos. Llorar sin sentido, pero no sintiendo todo como ahora que va todo amontonado en mis sueños. Antes no había que amenazar a lo malo para que dejará lo bueno..., Siento miedo, solo se escucha el miedo que gruñe, y susurra la canción del adiós para siempre.

Ojalá solo tuviera que llorar para pedir besos y más besos y solo ver la alegría y su suerte bailando a mi paso. Ahora mi llanto no me recompensa, solo me hace temblar y volverme la lastima de mis días felices. Todo ya sabe a pasado del que nunca más volverá. El dolor muere y renace mas fuerte y saja mi respiración, acabando del todo con mi yo. Yo ya no soy ni yo ni nadie, vacía me quedo y empapada en lagrimas.

El alma se parte y se une a quien estoy por segundos perdiendo.  El tiempo es un castigo, me quita y me da sin pedir permiso de nada. Sin dejarme nada de aliento en la habitación del miedo, sigo aquí bloqueando a la angustia en el pecho. 

No tengo nada alegre que contar y nada bueno me espera excepto lo dramático amarrado a cada palabra que salta como puñalada trapera. El día acompaña con esa tristeza que desprende, esas nubes negras desahuciadas por el día. El paisaje  está totalmente desnudo, y llena de pecas acuosas el cristal. Llora el cristal y lloro yo... el lamento solo pregunta ¿cómo olvidar?, ¿cuándo saldrá el sol?. La tormenta es viajera incansable de mi cuerpo.

El calendario se acaba, y no tengo final con sonrisa, ni ánimos de conquistas ....Otro día mas y otro día menos juntos, y sabiendo que te vas. Como no va a llover si el dia está atado a la triste como los ojos empapados de dolor. Vencer a lo invencible es ya imposible, solo se escucha mi latido afónico y agonizante del dolor. Y su latido sin fuerzas, dando una despedida nada grata para mis emociones.

Cuando deje de ser yo tras los barrotes del olvido el viento guiará mis pasos entre las colinas sin cielo. Y tal vez el día sepa darme un respiro. Un poco de paz. Pero nada curará la ida de tu partida.